Claroscuro

La noticia de la captura de Roberto Barreda en México me llenó de sentimientos encontrados. Por un lado, me embargó mucha felicidad por los niños, que finalmente terminaron esa etapa de clandestinidad en la que se vieron arrastrados a vivir, pero por el otro me encuentro con la triste realidad de un crimen que probablemente quedará en la impunidad. Primero, los niños. Aunque no soy amigo de la familia Siekavizza, tuve la oportunidad de entrevistarlos en un par de ocasiones y me consta lo que han sufrido todo este tiempo, no solo por la incertidumbre
 

de lo que haya sucedido con Cristina, sino muy especialmente por la angustia de desconocer el paradero y la situación de los niños. Me alegra mucho que los hayan encontrado, que estén bien y que ya estén en el seno de la familia de su mamá. Sé que será difícil, pero espero que con el tiempo se logren recuperar de tanto golpe.

Lo que queda pendiente ahora es el caso de Cristina. No quiero ser pesimista, pero los antecedentes no me ilusionan mucho. Empecemos por la captura de Barreda. Aunque ahora Gobernación y el Ministerio Público (MP) se quieran montar en la ola del éxito, no hay mucho de lo que puedan realmente vanagloriarse. La captura se realizó gracias a la insistencia del informante anónimo —y muy seguramente de la familia Siekavizza a raíz de la misma— ya que, según se ve en los correos recibidos, a pesar de toda la información que mandó no se le hizo tanto caso hasta que él (aunque más creo que era un ella), ya un poco desesperanzado envió fotos que probaban sus afirmaciones.

Luego hay que irnos a la pésima labor del MP en los inicios del caso. Quizá muchos ya no lo recuerdan, pero la investigación y recopilación de pruebas que se debió hacer desde el principio, se hizo mucho tiempo después, lo que permitió que muchas de las evidencias o fueran borradas o simplemente se perdieran. ¿Será que ahora van a salir con que tienen todas las evidencias para realizar una acusación que tenga probabilidades de éxito?

No debemos olvidar también que hay sospechas de involucramiento de las autoridades para facilitar la huida de Barreda, incluso se mencionó en algún momento a un vehículo de la SAAS. ¿Qué pasó con esa investigación? ¿Dónde están las acusaciones contra quienes colaboraron en la huida? Que yo sepa, no era necesario capturarlo a él para armar un caso contra los involucrados en esta parte, si es que en algún momento tuvieron las pruebas.

Y ahora vemos a un Barreda muy tranquilo —que de seguro está muy bien asesorado legalmente— argumentando que del paradero de Cristina “solo Dios sabrá” y que si él huyó no fue por la acusación, sino por temor a que le quitaran a sus hijos.

¿Va a ser capaz el MP de armar un caso creíble en contra de Barreda? Quisiera creer que sí, pero lamentablemente, el historial reciente de esa institución, preocupada más en temas ideológicos que en su función de velar porque se haga justicia, deja mucho que desear. El peso de la carga de la prueba, hoy más que nunca, recae sobre el MP. ¡Ojalá que no nos vuelva a defraudar!

Publicado el 14 de noviembre de 2013 en www.prensalibre.com por Jorge Jacobs 
http://www.prensalibre.com/opinion/Claroscuro_0_1029497061.html

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