El Congreso se encuentra a las puertas de una batalla por la aprobación del plan de gastos del Estado para el período 2014, pero no tanto por la discusión técnica de altura que sería deseable en un proyecto de tanta relevancia, sino porque todo se reduce a una burda negociación en la que muchos de quienes se oponen o dicen oponerse están más motivados en la búsqueda de prebendas que en analizar a profundidad cada uno los distintos rubros para ver su viabilidad, justificación y fuente de financiamiento.
El primer aspecto criticable que tiene el presupuesto es que los estrategas del Estado apuestan muy poco por una mayor recaudación, lo cual deja entrever la falta de confianza en mejorar la efectividad en la recaudación de miles de millones que el fisco deja de percibir en concepto de tributos, además de las millonarias pérdidas que se registran por actividades irregulares como el contrabando de combustibles, cigarrillos y otros bienes de consumo.
Otro detalle que llama la atención en este proyecto que se encuentra desde hace semanas en el Legislativo es que de nuevo se incluyen más de Q14 mil 240 millones de nuevo endeudamiento, una imprudencia en la que se ha incurrido en los últimos gobiernos, con lo cual se desmienten las ofertas de campaña del actual partido oficialista, que se une así a la irresponsabilidad de los políticos que únicamente ven su propio beneficio electorero, aunque estén debilitando la base productiva nacional al encarecer la economía.
Para colmo de males para los guatemaltecos, la disección de los planes de gasto se convierte en oscuras negociaciones donde para nada prevalece el interés nacional y todo gira en torno a beneficios particulares que los parlamentarios buscan afanosamente, los cuales nada tienen que ver con proyectos de desarrollo e inversión imprescindibles en algunas regiones; la visión de Estado se trastoca en una serie de incentivos perversos para ablandar la voluntad de los inmorales que están detrás de muchas de las empresas que viven de la obra pública.
A ello se debe que en los últimos días hayan surgido voces que amenazan con una oposición vehemente a que se apruebe el presupuesto para el 2014 por Q70 mil 564 millones que pretende el Gobierno central, cuando lo que se dice en corrillos del Congreso es que todo se reduce a determinadas presiones porque no se habría cumplido con lo ofrecido para que se aprobara el primer préstamo por US$200 millones que le urgían al Ejecutivo, algo que todavía puede concretarse, y entonces la maquinaria se echaría a andar para dar paso al crecimiento de la deuda nacional.
Lamentablemente en los últimos planes de gasto no ha habido una visión de país que apunte a un desarrollo sostenible, y más bien cada año se dan oscuras negociaciones que evidencian la podredumbre de nuestro sistema político. Precisamente el pasado fin de semana, el papa Francisco criticó duramente durante una homilía a los corruptos. Decía: “Tal vez hoy haremos bien en orar por muchos niños y jóvenes que reciben de sus padres el pan sucio; estos también tienen hambre, tienen hambre de dignidad”.
Publicado el 13 de noviembre de 2013 en www.prensalibre.com por Editorial Prensa Libre http://www.prensalibre.com/opinion/apuesta-endeudamiento_0_1028897119.html
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