Las extorsiones siguen imparables

Antigua Guatemala fue el escenario de una protesta que se está volviendo común en algunas regiones del país, y fue la manifestación de los conductores de autobuses extraurbanos que paralizaron el servicio entre aquella ciudad y la capital, debido a las extorsiones de que son víctimas y a la reciente muerte de uno de los pilotos, lo cual dejó varados a miles de usuarios, que se vieron obligados a pagar taxis o a trasbordar en puntos intermedios, con las consiguientes incomodidades.
 

Esa suspensión de servicio es apenas la más reciente de numerosas muestras de repudio a un flagelo que por momentos parece haber rebasado la capacidad de las fuerzas de seguridad y que afecta a miles de guatemaltecos, pues las extorsiones se han desbordado al punto de que, en el caso de los antigüeños, la protesta se origina porque a los bandoleros que ya martirizaban a los transportistas se ha unido un nuevo grupo de pandilleros que pretende también esquilmar a los empresarios, que están en el total desamparo.

Las extorsiones conllevan el agravante de ser uno de los delitos que más agobian, y es Guatemala el departamento donde mayor cantidad de denuncias se registra, con tres mil al año; luego se ubica Quetzaltenango, y más recientemente se ha sumado a ellos Retalhuleu, donde también esa modalidad del crimen se ha arraigado, aunque, como se ve, son más los departamentos con alta incidencia de extorsiones, lo cual evidencia ahora Sacatepéquez.

Otro aspecto que hace repudiable esa actividad criminal es que sus cabecillas dirigen los pormenores desde las cárceles del país, como muy bien lo saben las autoridades, y pese a lo cual poco se ha hecho para reducir su incidencia, la cual, lejos de dar indicadores de descenso, parece incrementarse, a pesar de que acaba de cobrar vigencia una nueva ley contra el robo de celulares, que es la herramienta tecnológica utilizada por los reos prácticamente en total impunidad y sobre lo que no ha habido mayor impacto.

La extorsión es una de las más serias amenazas, porque evidencia, además, el poder que los delincuentes ejercen desde las prisiones, ya que se calcula que al menos el 75 por ciento de esos delitos se dirige desde alguno de los centros carcelarios del país, aparte de haberse convertido en cuarteles desde los que se dirigen asesinatos, secuestros y muchos otros hechos criminales que contribuyen enormemente a mantener tan elevados los indicadores de inseguridad, una batalla que ha requerido millones de quetzales, pero que no ha rendido los resultados esperados.

Lo más lamentable en el caso antigüeño es que ese es el principal destino turístico del país, y cuando quedan al descubierto esos hechos, da la sensación de impotencia y de las evidentes limitaciones con las que deben lidiar las fuerzas de seguridad, que no logran brindar las garantías mínimas para que un grupo de empresarios pueda desempeñar satisfactoriamente sus actividades. En ese caso, quienes más sufren las consecuencias son los miles de usuarios que se ven perjudicados por el accionar de los extorsionistas, que operan a sus anchas.

Publicado el 04 de noviembre de 2013 en www.prensalibre.com por Editorial Prensa Libre
http://www.prensalibre.com/opinion/extorsiones-siguen-imparables_0_1023497666.html

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