Período convulso

Así podemos calificar el momento actual por el que pasa nuestro país. Todos los días amanecemos con problemas que aparentemente son distintos, pero con niveles de gravedad que van en ascenso. Por demás que las autoridades de gobierno se esfuercen en vender la imagen que hacen su mejor esfuerzo, los resultados indican que ocurre una de dos: o los desafíos por encarar son de mayor magnitud que la pensada y sus márgenes de maniobra son reducidos, o bien, los esfuerzos son dispersos porque así se quiere hacer la ficción.

Las convulsiones son las expresiones de crisis que inundan el panorama político y social, pero que además alimentan la percepción de imágenes dispersas. Lo convulso no es un hecho en sí mismo, sino la acumulación de problemas no resueltos. Las evidencias saltan a la vista. No hay indicador que señale que se estén trazando rumbos distintos, que ayuden a develar esperanza.

A estas alturas del gobierno, algo distinto debería estar sucediendo, pero las posibilidades han quedado en poco o nada. Problemas de medición, excesos de confianza, prepotencia y miopía que obnubila, poderes mayores a los que corresponde rendir pleitesía por encima de los intereses nacionales. En definitiva, todos esos factores son válidos y se entremezclan para formar una masa que solo sirve para generar adhesivos engañosos y momentáneos. Se vende la imagen de la captura de Guayo Cano como el símbolo más reciente en la lucha contra el narcotráfico, pero solo se trata de un sanguinario capo local con algunos vínculos con carteles mexicanos. Más que eso, son especulaciones. Contradictoriamente no se logra capturar a José Ranferí Ponce, hermano del narco encarcelado en Estados Unidos Mario Ponce. Más que protección de la población, la operación fue alterada por una supuesta negociación. Muestra de una contundencia discursiva que se difumina a la hora de los hechos. Una anunciada intervención a las aduanas, que de a poco se desdibuja y genera más cuestionamientos que salutaciones. ¿Por qué el retraso de la decisión? Si ese tiempo se hubiese dedicado al análisis detallado, se tendría el rumbo claro. ¿Esa es otra imagen que terminará dando tumbos?

Un proceso de elección del presidente de la Corte Suprema de Justicia que presagia tiempos difíciles para las postuladoras del próximo año. Una actuación del magistrado Érick Álvarez que a pocos días de iniciar su período provisional se envalentona, despide a funcionarios y personal operativo, a pesar del acuerdo de días atrás que impedía ese tipo de decisiones. Muestra clara de los poderes que operan tras él le impulsan a la comisión de posibles delitos; descabezamientos que alteran la estructura y preparan el terreno para la batalla final.

Nueva muestra de cómo las convulsiones crean un ambiente donde se cometen violaciones a la Constitución —el magistrado ya fue presidente de la CSJ, quien resulte electo en definitiva no cumplirá con el año que establece el artículo 205 constitucional—. El estado de convulsión va en crecimiento y será el rasgo clave de los siguientes meses.

 

Publicado el 24 de octubre de 2013 en www.prensalibre.com por Renzo Lautaro Rosal 
http://www.prensalibre.com/opinion/Periodo-convulso_0_1016898322.html

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