Las recientes y valiosas declaraciones de Iván Velásquez, el nuevo jefe de la CICIG, con respecto a que los jueces de la impunidad se hicieron acreedores a semejante calificativo con base a rumores, va más allá del perjuicio causado a esos juzgadores, pues el Fiscal General, Conrado Reyes, a pesar de contar con credenciales intachables y suficiente experiencia, fue defenestrado por la CICIG con el propósito de reemplazarlo por Claudia Paz y Paz, una oscura activista de derechos humanos de orientación marxista. La manera en que Paz y Paz fue llevada al cargo de jefa del Ministerio Público –cortando la cabeza del efímero Conrado Reyes–, deslegitimó su función al frente de ese organismo desde el principio.
Ahora, Paz y Paz se encuentra en medio de una descarada lucha por su reelección al cargo de Fiscal General, desplegando una campaña millonaria plagada de mentiras –pagada por los contribuyentes– y contando con la palanca de poderosos actores tanto dentro como fuera de Guatemala. Hace poco la vimos elevarse al nivel del mismísimo Adolfo Hitler, que fue nominado para el premio Nobel de la Paz en 1939, mientras aquí un alto funcionario de la Embajada de los Estados Unidos ha estado haciendo lo propio, al reunirse con varios decanos para insistir con vehemencia acerca de la conveniencia de la candidatura de Paz y Paz.
Ni siquiera durante los años del conflicto armado interno habíamos estado ideológicamente enfrentados como lo estamos desde que Claudia Paz y Paz está al frente del Ministerio Público, por lo que resulta absurdo pensar en su reelección. La semana pasada fue publicada una interesante nota –también en elPeriódico– acerca de la calificación que la importante firma Standard & Poor’s le adjudica a Guatemala; dos veces a lo largo de esa publicación se menciona nuestro “entorno político polarizado” como un factor de riesgo que puede llevarnos, como país, a una baja en nuestras calificaciones soberanas.
Las especulaciones con respecto a las comisiones postuladoras resultan tragicómicas, pues el presidente Otto Pérez Molina –quien posee la última palabra con respecto a la elección del Fiscal General–, ya tiene su candidato: Claudia Paz y Paz. Solo es asunto de asegurarse que figure entre quienes optarán para ese cargo. De tener éxito, Pérez Molina pasaría a la historia entonces como el primer soldado guatemalteco en cometer harakiri.
Es importante preguntarse si quienes no queremos a la actual Fiscal por un nuevo periodo al frente del MP, debemos cabildear o no en contra de su reelección. Mi respuesta es un rotundo sí.
Publicado el 21 de octubre de 2013 en elperiodico.com.gt por Ricardo Méndez- Ruiz
http://elperiodico.com.gt/es/20131022/opinion/236540/
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