Abuso de recursos afecta la justicia

HASTA AYER EN LA TARDE, una noticia positiva para el sistema judicial de Guatemala era el inicio, programado para hoy, del debate del juicio contra tres hombres acusados de participar directa o indirectamente en el seguro asesinato de Cristina Siekavizza y de la desaparición de sus hijitos María Mercedes y Roberto José. Existía incluso la ironía de hacerse un par de días antes del segundo cumpleaños de la niña, pasado en algún lugar desconocido. Ya han pasado 27 meses desde la comisión de ese crimen, símbolo como pocos de la violencia intrahogareña,

un mal presente en todos los estratos sociales y protagonizado por personas de cualquier nivel social, económico, educativo o cultural. Constituía un indudable avance para lograr justicia.

SIN EMBARGO, anoche se conoció de la suspensión del juicio, a causa de estar aún pendientes de resolución una serie de recursos y amparos interpuestos por los defensores de los acusados. Con el inicio del debate, el sistema de justicia iba a estar junto con los acusados, pero en otro banquillo. Ahora, con la enésima acción para atrasar la fecha, dicho sistema se sentará solo, afectado por quienes apuestan para desesperar a la parte contraria. Y todo esto ocurre cuando el más alto nivel del mundo jurídico nacional se encuentra en una posición de merecido desprestigio ante las acciones del grupo colegiado dirigente. Es una combinación de acciones de orígenes y de actores distintos, pero similar en cuanto a crear desagrado en la población.

SE DEBE RECORDAR OTRA característica persistente en Guatemala, pero presente también en muchos países: la velocidad de caracol de los juicios y de muchos funcionarios judiciales. A esto entre nosotros, se agrega la nefasta práctica del tráfico de influencias, y también la peculiaridad de la idiosincracia de los guatemaltecos: confundir la amistad o cualquiera otra de las relaciones entre personas con una mal entendida lealtad con ellos cuando la suerte provoca la necesidad de un veredicto favorable a una de las partes. Como soy compadre de alguien, he trabajado con él, le debo algún favor, me cae bien, es de mi partido, etc, debo ayudarlo contra todo principio.

PESE A ESTAS CIRCUNStancias, se le debe dar la oportunidad de funcionar a ese sistema. Es difícil, y ahora la lucha debe perseverar en cuanto a analizar desde la perspectiva de quienes no somos abogados, las acciones de defensores y de fiscales. Muy pocas veces, como ahora, es necesario lograr la justicia, y ello significa no solo castigar a los culpables, sino convertir en inútiles todas las maniobras realizadas por quienes ni siquiera piensan en dejar fuera de la cárcel a sus clientes, aunque el resultado sea afianzar la incredulidad de los ciudadanos comunes y corrientes. A largo plazo, estas acciones afianzan el lamentable y peligroso convencimiento de la inutilidad de acudir en busca de justicia y la eficiencia de acudir al sicariato.

ESTA REALIDAD DEBE ser aceptada para poder iniciar una lucha en beneficio del sistema judicial de Guatemala. Se debe pensar, por ejemplo, en cuáles son los cambios y nuevas condiciones para emplear el amparo, una de las conquistas más beneficiosas para los guatemaltecos, ahora convertida en un obstáculo para el funcionamiento del trabajo de jueces, fiscales y defensores. Otro tema: cuáles son los efectos cuando un juez no dictamina sin lágrimas ni sonrisas, ni mucho menos celebrando jubilosamente con un grupo de bulliciosos asistentes luego de anunciar su decisión. En medio de todo ello, la familia Siekavizza, sobre todo doña Angelis, necesita llenar de nuevo sus alforjas del alma para cuando por fin comienza la etapa decisiva.

 
Publicado el 16 de octubre de 2013 en www.prensalibre.com por Mario Antonio Sandoval 
http://www.prensalibre.com.gt/opinion/Abuso-recursos-afecta-justicia_0_1012098802.html

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