Festejo bochornoso

Un canto de guerra amenazante

El Palacio Nacional de Guatemala sirvió de pantalla a medianoche del sábado pasado para recibir el día de la Independencia con la proyección en sus muros de figuras y escenas simbólicas espectaculares. El recurso es muy utilizado en plazas públicas del mundo y en parques temáticos, como sobre el castillo de Disneyland, en una exhibición que es la delicia de los niños, porque las luces transforman torres y muros en escenario virtual de personajes de fantasía, volando y actuando, para terminar con un despliegue singular de fuegos artificiales.

El Gobierno quiso imitar tal experiencia, y preparó el show entremezclando imágenes del mundo maya sobre los muros de un palacio ladino en medio de los festejos militarizados y castizos de la Independencia de los criollos, logrando así un efecto terrorífico. Hasta la paloma de la paz se sentía como el murciélago de la muerte, y los signos originales del mundo maya, de los pueblos originarios con interés de conquistar su autonomía, se percibieron más como un canto de guerra amenazante. Las mismas imágenes proyectadas en el Gran Jaguar de Tikal hubiera tenido otra lectura, pero en la pantalla del Palacio de Ubico, y festejando una Independencia no incluyente, evidenció lo opuesto, la condición nacional de dominación de la mayoría.

El evento no logró mucha audiencia, y por la televisión no se apreció muy bien, apenas manchas y escenas sangrientas y míticas sobre el Palacio de ladinos y mestizos, donde la presencia indígena es marginal, limitados al plano folclórico o de apariencia.

Totalmente desacertado el ejercicio y, sin embargo, conveniente para reflexionar al respecto en medio de estas fechas patrióticas. Un primer indicio, además, de la pérdida de convocatoria de un Gobierno que ya empieza a perder relevancia. El país está tapizado de vallas con publicidad de los candidatos en carrera por la sucesión, y los patriotas no llenan la plaza ni a pesar del gasto millonario de publicidad que mantiene el Presidente en los medios.

En el balcón se apreciaba en el lado izquierdo a la vicepresidenta Baldetti repartiendo órdenes, y alejado el Presidente con la bandera debajo del saco, muy a la usanza de la época Independentista, en actitud identitaria. El silencio en la plaza tenía inquietos a los periodistas que daban cobertura al evento, y se fueron quedando sin palabras, adulando un evento que transcurría sin motivación, con cadetes, banderas, pero sin público.

Publicado el 19 de Septiembre 2013 en www.elperiodico.com.gt por Méndez Vides
http://www.elperiodico.com.gt/es/20130919/opinion/234705/

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