Imagen del patriota

verdad, honestidad, puntualidad, transparencia en el manejo de la cosa pública, laboriosidad, perseverancia, austeridad, justicia y respeto; quien los aplica, es realmente el que muestra el genuino amor por nuestro país. Y posiblemente esto lo hacen los ciudadanos rasos y no los políticos de turno.

El desencanto ciudadano por el descrédito de los políticos ha terminado por deslegitimar los discursos patrióticos, y han desanimado al grueso de la población, al punto que el fervor patrio ha desaparecido casi por completo. Y es que el amor no se demuestra con palabras o falsas promesas, sino con hechos reales y concretos, lamentablemente este equipo que nos gobierna y los otros que también aspiran al poder, han demostrado que lo que menos les importa es Guatemala.

El patriotismo se sustenta en el respeto a la dignidad humana, y en Guatemala esta es menoscabada a diario por toda la maldad y violencia que reina en el país, sin que los “patriotas” hagan nada.

Muchos ciudadanos son el orgullo de nuestra nación, porque con su impecable accionar cotidiano demuestran que quieren honrar y engrandecer a Guatemala, con el desempeño de un trabajo honesto, luchando por los ideales de libertad y justicia, viviendo con altos valores morales que dignifican al ser humano. Y ese es posiblemente el campesino, la mesera, la secretaria, el chofer, el empresario, el ingeniero; todos aquellos que cumplen con su deber, pagan sus impuestos, no roban a nadie, luchan por su familia y ayuda a su comunidad. Esos son los verdaderos patriotas, los guatemaltecos que se esfuerzan por hacer su trabajo bien, con amor, eficiencia, alegría y pasión; y que a pesar de todas las adversidades que se presentan a diario en un país tan conflictivo —desde cualquier óptica que sea vea— no pierden la fe en el futuro y en nuestra nación.

Como buenos ciudadanos, debemos hacer lo posible por enaltecer a nuestra patria, siendo mejores seres humanos, no podemos seguir permitiendo que nuestros hermanos guatemaltecos sigan sufriendo por la indiferencia de los que nos gobiernan. Como nación debemos asumir nuestra historia, raíces étnicas y culturales, porque solo así la identidad se homogeniza con la realidad, y se es guatemalteco en verdad.

Los tiempos que estamos viviendo son ocasión propicia para redefinir si estamos respetando los valores cívicos, éticos y morales; porque de no ser así, entonces, no tendremos el derecho de afirmar que amamos a Guatemala y mucho menos criticar a quienes deshonran a nuestro país.