Muy cerca de la barbarie

Nuestra sociedad vive un proceso de degradación continuo, sostenido y permanente. La honradez, la honorabilidad, la vida y la convivencia se deterioran. Menos mal que la mayoría aún conserva esos valores; afortunadamente todavía son pocos los y las malas, pícaros y malvivientes, pero sus perversidades han provocado en la ciudadanía tal grado de sufrimiento y angustia que estamos a punto de caer en una hondonada de desconsuelo colectivo.

Hechos horribles se han conocido en los últimos días. Una bebecita ultrajada por su padrastro; un niño de dos años falleció por golpes en la cabeza propinados también por su padrastro; dos pequeños de 5 y 9 años son los testigos del asesinato de su joven madre; una menor de 13 años explotada sexualmente por su propia madre; una mujer lucra con la vida de seis adolescentes. Al mes se reporta un promedio de 425 casos de violencia, en todas sus manifestaciones, en contra de las mujeres.

En San Marcos, la Procuraduría General de la Nación (PGN) registra un promedio de 459 casos de iniciación de protección de menores, debido al maltrato intrafamiliar y la violación a sus derechos humanos. Esta parte de la población es altamente vulnerable; por su inocencia no habla, calla sus problemas, vive atemorizada por los atropellos, reprime sus pensamientos y sentimientos, lo que impide muchas veces su defensa por carecer de elementos suficientes, reconoció Days Orozco, delegada de dicha institución.

Es alarmante que en todo el país haya muchos casos de abusos y violaciones de menores. Hoy hay más denuncias que antes. Datos oficiales reportan que cada hora resultan seis adolescentes embarazadas producto de una violación. Cada vez son más frecuentes las muertes de niños y niñas por heridas de balas perdidas o por ataques en contra de sus progenitoras.

Un caso que estremece hasta el más insensible es el de un padre, Augusto García, quien abusó de su hija desde que tenía 7 años hasta los 14, cuando la menor, al escuchar una plática de orientación sobre abuso sexual en su instituto, lo comentó a la psicóloga, a quien confió que creía que también su hermanita de 10 años, con impedimento en sus piernas, era víctima de abuso. Ese monstruo le daba pastillas anticonceptivas. Fue condenado, e irónicamente su esposa, madre de la niña, lo despidió con un beso.

Muchas mujeres continúan en un calvario de amargura, inmersas en un círculo de violencia del que no logran salir, a pesar de muchos intentos que hacen. La violación es un delito que ha venido incrementándose en forma exponencial. Según información de Prensa Libre, llegan a cuatro mil este año, de acuerdo con instituciones de justicia y derechos humanos. Y aunque debemos reconocer que hay esfuerzos por combatirlo, esta desgracia continúa.

Hay otros síntomas de lo enferma que está la sociedad. Los linchamientos se han incrementado, la forma horrible de ejecutar a un ser humano, en presencia de niños, ya no es ni siquiera una noticia que impresione. Las turbas actúan inmediatamente, juzgan y castigan. A un joven trabajador se le impuso esta pena y después se supo que el niño, al que supuestamente había ultrajado, no tenía signos de tal abuso. Las extorsiones son tan indiscriminadas, que han llegado hasta a los camiones de la basura. Los atracos y asesinatos por robo de celulares a diario cobran víctimas. Hay negocios que alquilan sicarios.

¿Cuándo comenzó esta deshumanización? No permitamos que nuestras vidas sigan inmersas en esta barbarie, no seamos tolerantes e indiferentes.

Publicado el 09 de Septiembre 2013 en www.prensalibre.com por ILEANA ALAMILLA
http://www.prensalibre.com/opinion/cerca-barbarie_0_989901009.html

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