La Migra en el Norte

“¿Ya vio la noticia hoy sobre los inmigrantes?, me preguntó una de las empleadas del hotel en donde me encuentro en Seattle, Washington. “Parece que esta vez todos están de acuerdo en pasar la ley para legalizarnos”, dijo, con cierto aire de alegría y un dejo de sospecha. Ana es una de los 11 millones de migrantes ilegales trabajando en los Estados Unidos con documentación falsa. Es un sistema calificado por muchos de hipócrita, que se hace de la vista gorda a sabiendas de que sin la mano de obra migrante

—la columna vertebral de la economía, agricultura, sector de servicios y de la construcción— no podría sobrevivir.

“El día que no tengamos la mano de obra agrícola, todo lo que ves aquí se viene abajo. Los gobiernos locales, estatales y federales lo saben”, me aseguró hace un tiempo Del Wisdom, un agricultor muy exitoso del valle de Tri City, en el estado de Washington. “Y esas redadas dispersas y deportaciones fueron creadas para manejar los desbordes de la demanda”, agregó. En el 2012, más de 411 mil fueron deportados.

Según la ley actual, todo empleador debe verificar los números de seguro social y reportarlos si no coinciden con la identidad del trabajador. Pocos cumplen con tal obligación. Las deducciones del seguro social se llevan a cabo mensualmente en millones de trabajadores y ese fondo multibillonario enriquece las arcas del sistema social sin brindar absolutamente nada a cambio.

Esta realidad —y el hecho de que el problema migratorio no puede continuar dándose en ese territorio “de nadie”— ha convencido tanto a los republicanos como a los demócratas para establecer una comisión que ahora está entregando una propuesta calificada como el overhaul” al sistema migratorio más audaz en más de tres décadas. Propone una metodología ágil para darles rápidamente la residencia a los 11 millones de indocumentados, pero reteniendo el derecho a brindarles la ciudadanía hasta que las fronteras estén seguras y un nuevo sistema de verificación de los empleadores esté asentado. Algo con lo cual el presidente Obama no está de acuerdo, prefiriendo un sistema más directo hacia la obtención de la ciudadanía y que, según sus críticos, tomaría décadas en procesar.

La ley deberá ser aprobada en marzo de este año, pero tiene que vencer algunos obstáculos. La propuesta de Obama permite a parejas de gays calificar para obtener la ciudadanía si uno de ellos es inmigrante. Los analistas vislumbran una oposición casi segura del sector religioso y conservador. Sin embargo, según el vocero del presidente, el hecho de que exista una propuesta bipartidista de una comisión compuesta por cuatro senadores republicanos y cuatro demócratas es prometedor.

Personalmente pienso que en el momento en que aprueben la nueva ley habrá un éxodo de proporciones masivas hacia los Estados Unidos. Y es que es prácticamente imposible cerrar las fronteras, aun cuando éstas estén hoy más protegidas que nunca. Siempre habrá hoyos ciegos y pequeñas rendijas por las cuales los coyotes meterán a sus crías. Y si antes cruzar la frontera y poder conseguir un empleo ilegal era el sueño más grande de un inmigrante, imaginemos lo que pasaría si a esto se le agrega el aliciente de obtener la residencia o ciudadanía rápidamente.

Lo cierto es que con ley o sin ley, en los Estados Unidos los hispanos suman más de 50 millones, y el peso de su aportación económica y política es de tal magnitud que por primera su voto fue decisivo para elegir a un presidente.

Y están pasando la factura…

Publicado el 30 de agosto 2013 en www.prensalibre.com por ALFRED KALTSCHMITT
http://www.prensalibre.com/opinion/Migra-Norte_0_983901645.html

 

 

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