La violencia policial edil

El bochornoso incidente protagonizado el miércoles anterior por agentes de la Policía Municipal y personas de escasos recursos que no tenían autorización para instalar puestos de venta de frutas en la zona 9 obliga a exigir al alcalde capitalino, Álvaro Arzú, que ordene a sus subordinados actuar de tal manera que no provoquen reacciones agresivas de los buhoneros y que además, cuando esto ocurra, no muestren la grosería de la que hicieron gala en esta oportunidad.
 

El hecho fue conocido casi de inmediato, por haber sido filmado por varios ciudadanos que utilizaron las cámaras de video de teléfonos y lo hicieron circular por las redes sociales al tiempo que lo enviaron a los medios periodísticos televisados, en lo que constituye la prueba más clara de que ese cuerpo policial se está convirtiendo en un grupo represivo que reacciona de una manera violenta innegable.

La acción de los vendedores, que golpearon a uno de los agentes y lo enviaron al hospital, es el resultado de esa forma grosera con la que tanto la policía Municipal como la de Tránsito actúan contra los ciudadanos. Los videos hechos públicos el miércoles mostraban la escena desde dos ángulos. Uno, muy de cerca, permite observar los gestos de los protagonistas, los gritos de alguien advirtiéndoles sin éxito a los policías que una de las vendedoras tenía un niño en brazos. El otro, filmado desde un edificio cercano, deja ver claramente la forma como los policías reprimen con violencia, persiguen a los vendedores y les lanzan sus mercaderías al interior de un vehículo edil, que luego se alejó velozmente del lugar.

En un país donde los delincuentes agreden de manera impune a los ciudadanos, el hecho de que las autoridades policiales ediles reaccionen con ese nivel de violencia genera rechazo porque los reprimidos no son antisociales, sino constituyen personas que vendiendo objetos en las aceras llevan el sustento a sus hijos. Es comprensible que haya regulaciones para este efecto, pero lo inaceptable es la forma como se han acostumbrado a actuar los agentes dependientes de la comuna.

Los decomisos de mercadería, por lo general, se convierten en pérdida total, porque las multas que impone el Juzgado Municipal en varios casos equivalen a una cantidad superior al valor real de los productos. Eso crea problemas económicos a estas personas, a quienes se les debe ver como gente que desea ganarse la vida lejos de la delincuencia. Por esa causa, lo ocurrido se debe considerar también como un problema social, resultado de la falta de empleo para muchos ciudadanos.

El punto medular se refiere a que, así como la pena por un delito debe ser acorde a la gravedad del mismo la reacción de la policía también tiene que estar relacionada con la real peligrosidad de los casos en los que participa. En esta ocasión, la peor parte se la llevó el agente ahora hospitalizado, quien resulta ser una víctima de que las autoridades ediles no se hayan preocupado por instruir al personal policial para que actúe con medida sin por ello perder su autoridad.

Publicado el 23 de Agosto 2013 en www.prensalibre.com por Editorial Prensa Libre 
http://www.prensalibre.com/opinion/violencia-policial-edil_0_979702047.html

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