La otra deuda

La semana pasada, el Ministerio de Finanzas (MF) presentó al Congreso su propuesta de endeudamiento por Q3.5 millardos que serviría para el pago de la famosa “deuda flotante”. Por andar poniéndole toda la atención a esta controversial deuda, nadie habla del otro y peor endeudamiento adicional por US$437 millones que también se solicitó. Este segundo no solo es peor, sino que creará más burocracia innecesaria. Dicen que la primera es ilegítima, pero que la “otra deuda”, por US$437 millones, sí ha cumplido con los requisitos de ley.

¡Qué gran consuelo! Como si eso fuera garantía de que se va a utilizar en algo que sea de beneficio para los guatemaltecos. Nada que ver. La “otra deuda” es peor que la “deuda flotante”, y será un estéril desperdicio de recursos para enriquecer a unos pocos a costa de endeudar a todos.

Por lo menos, dicen que la “deuda flotante” fue usada en infraestructura. Habrá que verificar si lo anterior es cierto antes de pagarla. Pero, ¿y la otra deuda? ¿Cuántos puentes se construirán con los fondos? ¿Cómo quedará la infraestructura nacional cuando haya que pagarla? ¿Cuánto bajarán los costos de logística para los ciudadanos? La respuesta es fácil: en nada. Al contrario, la “otra deuda” será un despilfarro de fondos en salarios para nuevos burócratas.

Son dos créditos. El primero por US$200 millones con el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF), un nombre que insulta la inteligencia, ya que el préstamo ni reconstruirá nada y solo fomentará más corrupción. Dicen que “el objetivo… es apoyar al Gobierno… a crear espacio fiscal…”. Leyó correctamente. Necesitamos endeudar al pueblo para “crear espacio fiscal”. Un eufemismo lleno de promesas vacías para dizque aumentar la recaudación de impuestos y mejorar la calidad del gasto público. Disculpen, señores del BIRF, pero ¡para eso no necesitamos endeudarnos en US$200 millones adicionales!

El segundo crédito es por US$237 millones, otorgado por el BID. Su descripción es también un racimo de buenas intenciones llamado “Programa de Consolidación Fiscal”. En resumen, vamos a usar ese endeudamiento también para el pago de nuevos burócratas internacionales y nacionales que tienen como misión subir los impuestos y dizque mejorar la calidad del gasto. No se van a construir ni carreteras, ni puentes, ni escuelas ni hospitales. Van a venir un montón de “expertos internacionales” a darse la gran vida. Ojalá que el repago del financiamiento estuviese condicionado al logro de determinados objetivos de crecimiento y desarrollo económico. Por baboso se compromete el BID a eso. El chiste es gastarse la plata lo antes posible y que la próxima generación de tributarios “arreen”.

Los ciudadanos cometemos un grave error al dejar de lado el debate sobre la “legitimidad” de la “otra deuda”. Financiar salarios de burócratas internacionales para aumentar la burocracia nacional es un inmoral descaro. Si por andar viendo lo de la “deuda flotante” nos meten gol con esta “otra deuda” nos habrán visto la cara de pendejos… de nuevo. ¡No lo permitamos!

Publicado el 06 de Agosto 2013 en www.prensalibre.com por JOSÉ RAÚL GONZÁLEZ MERLO
http://www.prensalibre.com/opinion/deuda_0_969503074.html

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