vehículos para altos funcionarios.
“Durante la vigencia de la directriz, los jerarcas no podrán adquirir vehículos ni sustituir los que tienen, salvo casos de pérdida total, vehículos para emergencias o policiales”, dice la orden del Organismo Ejecutivo de Costa Rica. El Gobierno de Costa Rica, presidido por Luis Guillermo Solís, también procederá a revisar todos los contratos de alquiler de edificios y equipo de cómputo.
Interesante lo que está sucediendo en el sector público costarricense. Todo lo contrario a lo que está ocurriendo en el sector público guatemalteco, en donde la regla es el despilfarro, la ausencia de control, la corrupción, el desvío de fondos, el clientelismo político, el enriquecimiento ilícito, la propaganda masiva y la impunidad.
Se gasta a manos llenas sin rubor ni recato alguno. La contratación pública se hace a dedo, se concesionan los servicios públicos sin licitación y mediante contratos de usufructo oneroso, se crean plazas a discreción, se ejecuta el gasto público a través de opacos fideicomisos y oenegés, la supervisión de la obra pública se delega en los mismos contratistas, se emiten leyes con dedicatorias especiales y asegurando privilegios y discriminaciones, se remodelan oficinas y edificios sin justificación ni control alguno, se aumentan salarios, gastos de representación, viáticos, etcétera, se adquieren vehículos para uso personal y para la seguridad personal de funcionarios, cámaras de seguridad, blindados, armas y municiones, así como suministros en general discrecionalmente, se decretan Estado de Calamidad indefinidos para evitar las licitaciones y cotizaciones, se adquieren edificios y se contratan arrendamientos inmobiliarios a voluntad y discreción de los funcionarios, etcétera. En dos platos, el Gobierno guatemalteco se ha convertido en el gobierno de los negocios, para los negocios y por los negocios.
Eso sí, los militantes tributarios, desde palcos de lujo a nivel internacional y nacional, insisten habitualmente en que debe aumentarse la carga tributaria (más impuestos) sobre la clase media guatemalteca, para que el Gobierno tenga más para gastar discrecional e incontroladamente. La última ocurrencia de los militantes tributarios acomodados en el Fondo Monetario Internacional (FMI) es que se eleve la tasa del IVA de 12 a 15 o 17 por ciento. ¡Qué tal!
Publicado el 18 de julio de 2014 en www.elperiodico.com.gt por Editorial El Periódico http://www.elperiodico.com.gt/es/20140718/opinion/251068/
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