¿Por qué urge eliminar el ISR?

Ramón Parellada

El impuesto sobre la renta (ISR) debería llamarse Impuesto al rendimiento del capital. De esta manera nos daríamos cuenta de que es un impuesto que afecta directamente a la capitalización del país y, por lo tanto, al crecimiento y desarrollo económico de este. Por ello, esta es la principal razón que hace urgente su eliminación de inmediato, ya que el país necesita alcanzar crecimientos económicos mayores a modo de que todos sus pobladores gocen de un mayor nivel de vida en corto plazo.

El doctor Manuel Ayau estuvo siempre luchando por la eliminación del ISR, precisamente porque este impuesto progresivo incide económicamente en los ingresos de las personas, dado que afecta los sueldos y salarios de los trabajadores que dependen únicamente de los aumentos de la productividad total, la cual está directamente relacionada con los incrementos en la capitalización del país. También afecta la creación de nuevas plazas de trabajo.

Por otro lado, los ingresos fiscales totales no son tanto el resultado de las tasas ni de la cantidad de impuestos sino que están directamente relacionados con la capacidad tributaria de la población que a su vez depende de los aumentos de productividad. Si la gente tiene bajos salarios o no tiene trabajo, no podemos esperar altos ingresos fiscales.

Nos damos cuenta entonces de que si queremos que los sueldos y salarios de todos mejoren, debemos tratar por todos los medios de no afectar la productividad y esto significa que no deberíamos grabar el capital, puesto que este es el más susceptible de ser reinvertido o invertido en nuevas máquinas y herramientas que incrementan la productividad.

Además de esta principal y contundente razón para eliminar el impuesto al rendimiento del capital, debemos tomar en cuenta que aunque el mismo tenga actualmente una tasa única, es el impuesto más caro de supervisar, recaudar y también de pagar. Implica necesariamente que las empresas deben tener gente calculando todo el tiempo cuál gasto es sujeto al ISR y cuál no lo es; o sea, hay contadores trabajando para el fisco, pagados por las empresas, dentro de las empresas calculando retenciones a cuenta del ISR, deduciendo gastos que no son aceptables, haciendo pagos mensuales al Gobierno y una infinidad de cálculos para poder pagar este impuesto y no caer en mora.

Por si esto fuera poco, al Gobierno también le sale muy costoso supervisar este impuesto dado que tienen que tener un gran número de auditores revisando empresas y personas para este propósito, haciéndole perder recursos y tiempo a las empresas cada vez que hay una auditoría y, lo que es peor, afectando la privacidad de las personas. No menciono aquí el poder discrecional que tienen estos auditores y la corrupción que puede generar. Tampoco voy a profundizar en la forma en que las auditorías se han usado como terrorismo fiscal contra personas y empresas que políticamente se oponen a los gobernantes de turno.
Todos estos auditores y contadores podrían estar trabajando mejor en contabilidades gerenciales determinando cómo reducir costos o dónde están las oportunidades de mejora en la empresa. Nos volveríamos más competitivos si se eliminara el ISR.

Otra enorme ventaja de eliminar el ISR sería la de olvidarnos de buscar leyes y decretos que crean zonas francas o regímenes de maquila. Ya no tendría sentido. Tal vez hay que aclarar que esto debería acompañarse con una inmediata devolución de los créditos fiscales generados por otro impuesto, el IVA, y así se evitarían tratos desiguales entre empresas.

Eliminar el ISR no sería complicado, su eliminación debería venir acompañada de una reducción del costo de tener gobierno.