Nueva tacha sobre la institucionalidad

El bochorno se apoderó de nuevo del Congreso de la República ayer, cuando los parlamentarios se vieron enfrascados en discusiones ignominiosas acerca del supuesto incumplimiento en acuerdos previos, precariamente sostenidos, para la elección de magistrados del Tribunal Supremo Electoral, organismo que tendrá en sus manos la implementación de los próximos comicios generales programados para el próximo año: una tarea que no debería quedar al azar de veleidades políticas o amistades con funcionarios.
 

Lo que muy poca gente sabe es que tales desavenencias surgieron debido a inculpaciones entre bancadas involucradas en esas oscuras negociaciones, a causa de que el partido oficial habría fallado en sostener a sus candidatos originales, por lo cual, a última ahora, como lo publicó ayer Prensa Libre, se incluyeron nombres que no figuraban en el listado acordado inicialmente, en el cual se hizo una repartición de cuotas a conveniencia de las agrupaciones con más legisladores.

Lo triste de este bochornoso proceso es que afloran detalles de negociaciones bajo la mesa para designar a los encargados del ente rector de la actividad político partidaria, incluida la convocatoria y ejecución de los comicios generales del 2015, con lo cual los partidos se convierten en juez y parte de una discusión que con total desfachatez deja fuera la evaluación profesional y objetiva de méritos académicos, profesionales y personales de quienes figuran en la lista de postulados.

El actual Congreso persiste en el oprobioso modelo que tanto daño le acarrea a la consolidación democrática por ese afán de seguir a ciegas las órdenes extraparlamentarias sin ponerse a pensar un momento en el futuro del país, como ocurrió ayer cuando los partidos opositores se vieron sorprendidos con un listado que no era el negociado, pero que igual se veían compelidos a apoyar bajo la excusa oficialista de que simplemente “se cumplían órdenes” de arriba, para justificar el cambio de algunos de los designados.

De concretarse esta manipulación surgirá una enorme sombra de vergüenza que alcanzará a aquellos que resulten electos, pues simplemente estarían tomando el papel de peones políticos, que son movilizados al gusto de sus patrocinadores y que no podrán presumir de ningún tipo de mérito real para ostentar los cargos, ya que la legitimidad del proceso de postulación y elección descansa en la justa, ecuánime y responsable evaluación de las aptitudes, experiencias y referencias, lo cual se va por la borda cuando se anteponen mezquinos intereses.

Es desalentador el panorama que se cierne sobre el país, con políticos como los que actualmente dirigen las riendas del Congreso, pues con cada evento en el que se puede enderezar el rumbo de procesos cruciales terminan enfrascados en laberínticas rutas de servilismo que no velan por el mejor interés de la patria, sino por cumplir la voluntad de altas esferas que a la larga resultan ser los grandes hacedores de la desgracia política de una nación sumida en la desesperanza, la corrupción y el miserable tráfico de influencias que frenan cualquier posibilidad de mejora.

 
Publicado el 07 de marzo de 2014 en www.prensalibre.com por Editorial Prensa Libre 
http://www.prensalibre.com/opinion/Nueva-tacha-institucionalidad_0_1097290278.html

No Responses

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


The reCAPTCHA verification period has expired. Please reload the page.