Irresponsable endeudamiento

Desde el más encopetado hasta el más raso funcionario tienen latente la tentación de malbaratar más allá de lo que recaudan y quizá por ello es que en muchos municipios abundan las canchas deportivas, porque este ha sido el modelo predilecto para el despilfarro, mientras que las obras de verdadera necesidad o las que no se ven, como los drenajes, se convierten en materia esquiva, como ocurrió hace poco tiempo en el municipio central, cuando colapsaron dos colectores en las zonas 2 y 6, los cuales nunca recibieron mantenimiento.

Lo cierto es que con ese proceder jamás habrá dinero que alcance para las obras de verdadera necesidad, y por ello es que muchos alcaldes continúan endeudándose sin misericordia, aun pasando sobre la propia legislación que los obliga a no contraer compromisos que superen sus presupuestos o que vayan más allá de su mandato constitucional, porque cuando irrespetan la norma están comprometiendo los recursos de futuras autoridades, lo cual es verdaderamente inmoral.

Cabe recordar que la misma legislación debió modificarse para evitar que muchas alcaldías continuaran endeudándose de manera irresponsable, ya que no todos los empréstitos resultan rentables, y por ello es que también debería existir una auditoría para determinar la calidad de la obra, si es que existe, porque también hay demasiados ejemplos de proyectos sobre los que únicamente se dejó la primera piedra y algunos más que quedaron inconclusos, por lo que abundan los casos de obras que se han convertido en monumentos a la corrupción.

Uno de estos casos de endeudamiento que sin duda abarca con creces el período de las actuales autoridades es el del vecino municipio de Santa Catarina Pinula, que en el 2007 adquirió una deuda de casi 12 millones de quetzales y los cuales está previsto que termine de pagar en el 2022, cuando probablemente las actuales autoridades ya no estén en el cargo. Lo mismo ocurre con la comuna de San José del Golfo, que tiene un adeudo por Q10 millones, para pagar hasta el 2020, cinco años después de que concluya la actual administración.

Está también el caso de la municipalidad de Santiago Sacatepéquez, que tiene compromisos por casi ocho millones de quetzales hasta el 2026, lo cual resulta inconcebible porque indudablemente se están comprometiendo recursos de futuras corporaciones que, como en la mayoría de los casos, verán limitado su presupuesto por deudas en las que no tuvieron la menor participación pero que irremediablemente deberán pagar, aunque para ello vuelvan a incurrir en las mismas triquiñuelas de políticos que mantienen al país en un perverso círculo vicioso.