Y esa es una etapa importante de un largo proceso. Hacer justicia a los depredadores resulta fundamental. Los guatemaltecos estamos urgidos y deseosos de establecer una nueva relación con el Estado. Así lo ha demostrado la generalizada muestra de interés y participación en la crisis. Quizá la joya oculta en medio del vendaval sea, por fin, el nacimiento del ciudadano guatemalteco.
Que caiga Baldetti. Que se le obligue a renunciar de su cargo de manera deshonrosa. Que sea investigada. Que se le inicie un proceso penal por todos los delitos que ha cometido. Que se embarguen sus bienes y sea devuelto al erario público todo lo recuperado. Cada una de estas cosas, aparte de satisfacer la intrínseca noción de justicia, sirve para la consolidación de la institucionalidad. Sería horrendo que después del virulento escándalo, del clamor popular, no pasara nada. La bomba de la insatisfacción estallaría de todas maneras, pero de una manera impredecible.
Ahora bien, el tema de Baldetti y sus secuaces es solamente un punto de partida en este recién estrenado ejercicio del poder ciudadano. Porque sabemos que la gloriosa pareja presidencial siempre fue pasajera en un juego de ajedrez viejo, oculto e intrincado. Desde hace tiempo las cartas están echadas y se sabe quién es el relevo.
Por eso, el desafío a corto plazo son las elecciones generales. Si no nos organizamos, el voto puede devolver a los más altos cargos de nuestro país, a nuevos capos del crimen. Eso lo tenemos que impedir y será la prueba de fuego del poder ciudadano. Si queremos contar con el tiempo necesario para una reforma estructural del Estado, no podremos hacerlo de la mano de un líder desviado.
Nos urgen liderazgos. Porque resulta crucial trabajar en una masiva campaña electoral nacida desde la ciudadanía, que oriente en el ejercicio del voto. El poderoso Augusto Pinochet sucumbió en Chile a la ingeniosa campaña del NO y eso le cerró la puerta para continuar en ejercicio de su poder dictatorial. Rescatar las elecciones generales es el pivote que nos permitirá empezar el verdadero trabajo: la profunda y sustancial reforma del Estado.
Mientras tanto, la presión no debe cejar. Ahora nos toca exigir al Congreso que abra la compuerta para que Baldetti sea sometida a proceso penal. También debemos alinearnos para exigir que la declaración patrimonial de los altos funcionarios sea expuesta públicamente. La petición de rendición de cuentas debe ser implacable… y eso es solo el principio.
Publicado el 08 de mayo de 2015 en www.elperiodico.com.gt por Carol Zardetto http://www.elperiodico.com.gt/es/20150508/opinion/12186/El-vendaval.htm
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