No al trabajo infantil

No es de todos los días que las esperanzas alumbran nuestro horizonte, mucho menos cuando de la educación y el sistema escolar se trata. En este ejercicio de opinar, las acciones irresponsables y contraproducentes de los distintos actores son las que más llaman la atención y el interés por convocar a su revisión y corrección.

Pero el 3 de marzo se produjo en el país un hecho más que significativo. No solo por el tema, sino porque quienes se pronunciaron fueron empresarios que, general y cotidianamente, son objeto de nuestras críticas por la manera como se comportan ante los problemas nacionales.

Las gremiales que integran la Cámara del Agro hicieron público su compromiso para conseguir erradicar el trabajo infantil, y esta actitud es digna de encomio.

La sola aceptación del problema de parte de las gremiales que integran la citada cámara es ya un significativo avance, pues es conocido por todos que es en el área rural, y las distintas fases de la producción agrícola, donde más se explota el trabajo infantil; de allí que promover entre sus agremiados el sello de “empresa libre de trabajo infantil” es algo que no solo merece felicitaciones sino el apoyo decidido de parte de toda la sociedad.

Cierto es que en nuestro país apenas si se considera niños solo a los menores de 14 años, cuando a nivel mundial el tutelaje a la infancia incluye también a los adolescentes, prohibiéndose el trabajo permanente para los menores de 18 años.

El Decreto 27-2003, nombrado como Ley de protección integral de la niñez, no es sino una legislación de trabajo infantil, en la que se permitió formalmente que niños mayores de 13 años sean explotados laboralmente.

Que el sector empresarial, y particularmente el vinculado a la producción agropecuaria y agroindustrial comience a tomar conciencia de que el trabajo de menores de 14 años es contraproducente para esos niños, para sus empresas y para la sociedad en su conjunto, es ya un enorme avance que debemos conmemorar.

Evidentemente, la cuestión no es “miel sobre hojuelas”, pues una cosa es el propósito de las dirigencias gremiales y otro el de los empleadores en particular, pero lo anunciado es un logro que debe ser abierta e intensamente apoyado por todos los que efectivamente deseamos un país mejor, de manera que lo dicho no se quede en simples buenas intenciones.

Porque las diez acciones conjuntas que la red empresarial para la prevención y erradicación del trabajo infantil en Guatemala propone son, en su mayoría, significativas e importantes, exigiendo un fuerte empeño de todos los implicados para que en el corto y mediano plazo se puedan medir los logros alcanzados.

Mucha razón tienen los empresarios al afirmar que “el trabajo infantil es un fenómeno principalmente concentrado en la informalidad”, por lo que parte importante del esfuerzo nacional debe ser lograr que el sector informal de la economía se formalice, facilitando al pequeño y mediano emprendedor condiciones para que encuentre estímulos económicos y sociales para hacerlo y, de esa cuenta, controlar el trabajo infantil y reducirlo.

Sin embargo, bastante equivocados están los firmantes al decir que “la mejor herramienta para prevenir el trabajo infantil es la educación de calidad” pues, para cualquiera que analice la situación con objetividad, estas son dos variables marcadamente independientes.

El trabajo infantil está directamente asociado a la pobreza, donde sí es posible encontrar causalidad altamente significativa.

Mientras la calidad de la educación es una responsabilidad preponderantemente del sector público, en el combate a la pobreza el sector privado tiene mucho por hacer y cumplir, lo que no niega, claro está, que niños menos pobres tendrán mejores condiciones para el aprendizaje, y que el Estado puede realizar acciones importantes para resolver los problemas más acuciantes de la pobreza.

Sabiendo que la creación de esta red y de su propio comunicado es consecuencia de las acciones de la organización Empresarios por la educación, es necesario hacer pública la felicitación por el esfuerzo y lo logrado, más aún porque, como lo anuncia la Cámara del Agro, aquella organización se ha comprometido con el monitoreo en las escuelas rurales ubicadas en las zonas donde hay más prevalencia de trabajo infantil.

Con esfuerzos y alianzas como esas, es posible imaginar otra nación y otro futuro.

Publicado el 11 de marzo de 2015 en www.s21.com.gt por Virgilio Álvarez Aragón
http://www.s21.com.gt/pupitre-roto/2015/03/11/no-trabajo-infantil

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