¿De dónde sacan todo ese dinero?

Varios privados de libertad han pagado hasta 50 mil dólares (unos 380 mil quetzales) para vivir cómodamente dentro de las cárceles del país.  Tenían  “amueblados de sala, televisores, DVD, equipos de sonido, recámaras lujosas, estufas lujosas, tiendas bien surtidas, materiales de trabajo para albañilería (piochas, palas), materiales de carpintería, cable para instalar Internet, máquinas para hacer ejercicio y diferentes tipos de animales domésticos”.

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