La Constitución garantiza que las personas no pueden ser rechazadas para un puesto de trabajo por su edad, sexo o religión; en la realidad esta disposición no se cumple. Y Omar Ramírez lo ha vivido en carne propia.
Omar es un hombre de 48 años, que se ha visto afectado por las disposiciones laborales de algunas empresas, y por su edad, ya no lo contratan.
Ha acudido a más de 20 entrevistas. Está desempleado desde hace siete meses. “Siempre me dicen que me van a llamar, pero luego me doy cuenta que no lo harán”, lamentó.
Según Omar, es la primera vez que acude a una Feria del Empleo. Es padre de familia y está desesperado, necesita encontrar un empleo de manera urgente.
Sin embargo, la competencia es grande. La mayoría de los que acudieron a la Feria del Empleo son jóvenes. “El problema es que las empresas no privilegian la experiencia”, criticó.
En su último trabajo, Omar devengaba 8 mil quetzales mensuales, pero bajó su pretensión salarial a 5 mil. “Sé que no es mucho, pero es lo mínimo que necesito”, dijo. Sin embargo, está dispuesto, incluso, a ganar el salario mínimo, sólo con tener una oportunidad que le permita salir adelante junto con su familia.
Esta es la historia de cientos de personas que por su edad, condición social, género, religión, y hasta por el lugar donde viven, no logran ubicarse en ningún puesto de trabajo.
Por Jessica Gramajo, 10 de octubre de 2019
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