Desde antes que se estableciera la CICIG (Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala), en Guatemala me opuse a la misma por varias razones. Una era que consideraba y lo sigo creyendo que somos nosotros mismos desde nuestras instituciones quienes debemos fortalecernos a modo de acabar con las arbitrariedades, corrupción e impunidad. Nosotros mismos debemos cambiar nuestro sistema para evitar que la Justicia esté copada y parcializada. La otra era que veía un ente mega poderoso que tendría más poder que ninguno en nuestro país.
En ese entonces, no había visualizado que, además, el comisionado tendría total inmunidad y eso podría hacerlo cometer actos que lo volviera impune. Y así ha sido. De igual manera, tampoco me agrada mucho lo que viene de la ONU (Organización de Naciones Unidas) puesto que también ha salido a luz muchos casos de corrupción y están política e ideológicamente sesgados cuando tendrían que ser neutros.
Desde que vino la CICIG a Guatemala y expresé mis opiniones, me tacharon de querer defender el sistema corrupto que tenemos y muchas cosas más. Con el tiempo, las opiniones de quienes cuestionamos seriamente la CICIG siguen causando rechazo de quienes la apoyan llegando al extremo de recibir insultos y por supuesto de seguir con el mote de ser corruptos. Yo no he insultado jamás a quienes piensan diferente, pero si considero que las diferencias de opinión en relación a la CICIG han causado una fuerte división en la sociedad.
Dicho esto, aclaro que hay que reconocer que sin la CICIG algunos corruptos grandes no estarían hoy sometidos a la Justicia. Hay casos donde también están siendo juzgados jueces que han obtenido beneficios con sus influencias, dejando la justicia a un lado. Y por supuesto, considero que se ha frenado el sistema generalizado de corrupción que existía antes donde era común dar un porcentaje para adjudicar alguna obra del gobierno. Posiblemente algunas cosas siguen ocurriendo, pero puedo decir que se siente un cambio. Son varios los aciertos que ha tenido la comisión. Pero también ha cometido muchos desaciertos e injusticias con muchas personas. No es justificable la compra de testigos falsos como los de los casos Sperinsen y los hermanos Paiz. Por más que se crea que un detenido sea culpable no se justifica jamás falsear la justicia. Tampoco se justifica que la justicia se aplique contra un grupo y no contra otros. Conozco gente que está preso y que son de trayectoria intachable, pero se les ha negado la prisión domiciliar o alguna otra medida sustitutiva. Sin embargo, hay otros casos, donde rápidamente han conseguido medidas sustitutivas. La gente se pregunta por qué hay partidos políticos investigados y otros no, sobretodo alguno de los más grandes. Entonces, sin entrar más a detalles, hay también muchos desaciertos, de todos sus comisionados que han sido tres hasta el momento.
Pero bueno, esto me sirve de preámbulo para comentar, desde mi perspectiva, la decisión del Presidente Jimmy Morales de no renovar el mandato de la CICIG. Y mi artículo se titula ¿Qué fue todo eso, Jimmy? precisamente porque para informarlo no necesitaba hacer lo que hizo. Me pareció pésimo y excesivo que lo acompañaran todos los altos mandos del ejército. Tampoco creo que se vio bien el Ejercito en este desafortunado informe. Y tampoco era necesaria la intimidación al sacar los vehículos tipo militar donados por USA y que la policía utiliza para combatir el narcotráfico y a las pandillas. De nuevo, Jimmy ha sido pésimamente asesorado y esto no lo deja bien parado.
En cuanto a la decisión de no renovar, pues lo hizo en derecho y esta vez sí lo hizo como está estipulado por la ley. Nada que cuestionar. Sólo que no se si era el momento adecuado. Desconozco si esto era necesario con un año de anticipación. Pero bueno, ya estuvo.
En su Conferencia de Prensa dijo cosas que sobraban, que no hacía falta decir. Creo que no hacía falta decir lo de “no acatar órdenes ilegales”. Está claro que uno tiene derecho a no acatar órdenes ilegales, pero sonó como una intimidación hacia la Corte de Constitucionalidad (con la que estoy en desacuerdo en muchas de sus resoluciones y considero que si son ilegales algunas de ellas).
Me divertí cuando le echó leña a la ONU pero considero que no fue afortunado hacerlo como presidente de Guatemala. Yo como columnista, puedo hacerlo pues no represento a nadie más. Mis artículos son míos y lo que expreso, equivocadamente o no, es mi propia opinión. Pero el presidente es el máximo representante de todos los ciudadanos de Guatemala por lo que debe ser más prudente en sus discursos y actuaciones.
Finalmente, me perdí cuando mencionó lo del matrimonio. No tenía que ver con renovar o no a la CICIG.
En resumen, ya no se renovará el mandato de la CICIG con lo que estoy de acuerdo pues tal como está la CICIG en este momento, es un mega organismo poderoso, ideologizado que promueve una justicia selectiva, es inmune e impune. La forma de haber expresado por parte de nuestro presidente fue pésima, con intimidaciones que no hacían falta y mal gusto. Lamento que lo hiciera de esa nefasta forma. No hacía falta.
No Responses