Publicado por Marielos Monzón, el 04 de Julio 2017, por Prensa Libre
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Entre los mejores recuerdos de mi niñez están los de la hora de dormir. Un rato antes de irnos a la cama, mi mamá nos leía un cuento a mi hermana y a mí. Recuerdo muy bien una colección de libros cuyos personajes principales eran animales. Los escuchamos tantas veces que prácticamente los sabíamos de memoria y podíamos “corregir” a mi mamá cuando se salteaba alguna frase, para apurar la lectura.
Un poco más grandes, cuando aprendimos a leer, nos llegó un regalo maravilloso. Un gran libro de pasta amarilla —con muchas ilustraciones de colores— que se llamaba Fiesta de Cuentos. Tenía una gran cantidad de historias —de lo más variadas— que nos mantuvo entretenidas durante semanas. Entonces era yo la que leía los cuentos en voz alta, antes de que mi hermana se fuera a dormir. Ahí aprendí a amar los libros y eso se lo debo a mi mamá.
Algún tiempo más tarde, con apenas 10 años cumplidos, los libros me sirvieron de refugio. Entonces leer fue una manera de encontrar consuelo. Estaba en el cuarto primaria del colegio Monte María cuando asesinaron a mi papá. Mi maestra, Estela de Quiroa (miss Estelita), se dio a la tarea de llevarme a la biblioteca de primaria y acompañarme a escoger los libros que luego yo llevaba a mi casa en calidad de préstamo. Ese año descubrí al Principito, a Ana Frank, a los detectives juveniles Luke y Martina, y a los capitanes de la arena. Y fue también el año en que comprendí que “leer nos cambia la vida”.
A partir de entonces leí casi todo lo que llegaba a mis manos y fui encontrando mundos, lugares y también respuestas. Fue gracias a sister Kim, una de las religiosas Maryknoll que era la encargada de la biblioteca en la secundaria, que descubrí a escritoras/es guatemaltecos que me explicaron un país que desconocía. Entonces me encontré a Miguel Ángel Asturias, Luis de Lion, Ana María Rodas, Luis Cardoza, Severo Martínez y a los maestros Maco Quiroa y Augusto Monterroso.
Todo esto viene a cuento a propósito de la XIV edición de la Feria Internacional del Libro en Guatemala (Filgua), que se realizará del 13 al 23 de julio, en el Fórum Majadas, y que como ha sucedido desde sus inicios, “promueve la exhibición y venta de libros centroamericanos, el encuentro de la población con escritores locales e internacionales y un espacio para actividades culturales diversas dirigidas a adultos, niñas y niños”. Este año, Filgua conmemora los 50 años de la entrega del Premio Nobel de Literatura a Miguel Ángel Asturias con un ciclo de conferencias, cine y teatro y el montaje de un espacio físico para recrear la vida del autor denominado “el mundo de Asturias”.
La Feria, además, está dedicada a Margarita Carrera, poeta, narradora, ensayista y segunda mujer en recibir el Premio Nacional de Literatura. Por demás está decir que Margarita se merece este reconocimiento no solamente por su trayectoria profesional, sino por su enorme calidad humana.
En la Filgua 2017 se presentarán 54 libros, se contará con un amplio programa de cine con documentales y filmes nacionales y extranjeros, habrá jornadas de literatura infantil y juvenil y visitas escolares; y se realizará el taller “Bibliotecarios para el cambio”, que busca la profesionalización de libreros (previa inscripción). Además, la mayoría de escritores internacionales asistirá junto a un escritor/a guatemalteco a varias escuelas normales en donde compartirán con estudiantes que no pueden asistir a la Feria.
La Filgua será —una vez más— un espacio de crecimiento y esperanza donde se abren las mentes, en este país que tanto lo necesita.
marielosmonzon@gmail.com
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