Cerrando filas

Pero también del lado de las fuerzas oscuras aliadas de la cooptación del Estado, están cerrando filas ocupando importantes cargos con aliados clave en distintas posiciones de la institucionalidad pública, con miras a detener y hasta revertir los procesos judiciales y las posiciones políticas que han perdido desde abril del 2015.

El cambio de cárcel de los más prominentes acusados en el caso de cooptación del Estado, por orden de juez, responde precisamente a la actuación que estos han venido orquestando desde el centro de detención donde se encontraban, desde donde giraban órdenes, hacían nombramientos y tomaban decisiones de Estado. Solo el hecho de que los centros carcelarios sigan siendo regentados por las mismas fuerzas delictivas es un indicativo de cuán lejos estamos de ganar la batalla.

Se avecinan muchas batallas en esta medición de fuerzas siendo la primera de ellas la aprobación en el Congreso de las reformas constitucionales al sector justicia. Luego vendrá la batalla mediática por la aprobación o rechazo de las mismas por vía de la Consulta Popular, que será decisiva en esta medición de fuerzas.

Mientras tanto hay avances que merecen ser destacados como el acuerdo firmado entre la CICIG y entes de control como la Superintendencia de Bancos a cargo de la IVE, el Tribunal Supremo Electoral y el Ministerio Público, que unieran fuerzas para establecer los mecanismos de supervisión del financiamiento que llega a los partidos políticos y sus campañas. Esta iniciativa apunta al epicentro de la cooptación del Estado, que se da precisamente por la vía del dinero que compra a los políticos y gobernantes que terminan haciendo gobierno para beneficio de los financistas.

Pero donde realmente se medirán muchos de los pulsos por venir será en el mismo Congreso de la República, donde las resistencias a no renunciar a las prácticas de la política tradicional se mantienen activas, como lo observamos en el proceso de aprobación del Presupuesto 2017, con la resistencia solapada a renunciar a los bolsones clientelares de gasto por parte de la coalición encabezada por la bancada oficial y aceptar nuevas disposiciones de transparencia para la ejecución del mismo.

En síntesis, estamos en una coyuntura de abierta disputa entre las fuerzas que empujan por dejar atrás la impunidad y la corrupción como sustento de poder para hacer gobierno, y aquellos que no quieren renunciar al único juego que conocen para hacer política y que les ha dejado una mina inagotable de enriquecimiento ilícito. Sin duda la definición de este gran pulso depende de la actitud que tome la ciudadanía de acá en adelante.