Las bolsas plásticas se van

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Publicado por el Periódico el 4 de noviembre 2016

http://elperiodico.com.gt/2016/11/04/opinion/las-bolsas-plasticas-se-van/


La iniciativa de Ley que han presentado ante la Comisión del Medio Ambiente, los diputados Felipe Alejos y Juan Ramón Lau, del partido Todos es excelente. Es un paso para contener el crecimiento de un daño, a todas luces sentido, desde muchos ángulos sufrido, como lo es el daño que hace a los reservorios de agua –ríos, lagos y mares–, el desfogue de miles de toneladas de desechos plásticos dentro de las múltiples basuras que los inundan, ante la mirada indiferente de las instituciones que funcionan para crear burocracia, pero nunca medidas efectivas para contener ese irreparable daño.



Sorprende, porque su objetivo es lograr una norma que tendrá un beneficio común y no la dedicatoria para servir a cualquier sector privilegiado. Se recibe con mucho optimismo, porque busca un resultado posible de alcanzar, con la buena voluntad de los vecinos y de organizaciones privadas, para que vivamos en un país más limpio y sin tanto daño. Se agradece, porque se trata de una iniciativa que, hace décadas, debieron haber tenido, en ese recinto, o pudo haber sido una iniciativa de las instituciones obligadas, pero que la indolencia y la creciente suciedad, en lugar de activarlos, los paralizó. Se volvieron ciegos y sordos ante el creciente problema local, ya que para asistir a congresos, conciliábulos y seminarios sobre El Medio Ambiente, siguen gastando miles de quetzales, sin implementar absolutamente nada de lo que van a escuchar, y a disfrutar gratis del erario nacional.

La iniciativa de ley que regulará, la producción, distribución y venta de dos billones de bolsas plásticas, por año es, tan solo, para evitar su uso doméstico en todo el país. Es una propuesta que debe ser atendida pronto, digna del apoyo total de todos los diputados que integran el Congreso, puesto que no se pretende una imposición tajante, sino darle tanto a productores como a usuarios, el tiempo suficiente –cinco años es demasiado tiempo–, para que cada uno reacomode sus hábitos.

De hecho, en múltiples países es una costumbre implantada desde hace décadas. Son comunidades donde los vecinos rechazan llevar basura a sus casas y también rechazan en los basureros especiales, todos esos empaques y, a veces engañosos, en que se presentan la mayoría de productos como sucede en países como el nuestro. Y para quienes argumentan que tal medida no funcionaría, en la capital ya funcionan varios supermercados por mayor y menor donde los consumidores llevan sus propias bolsas de tela o colocan los productos comprados en cajas de cartón reciclable. Así es que “sí se puede practicar esa sencilla fórmula doméstica.

Nadie les está contando un cuento demagógico y pueril, y nadie desea dañar los millonarios réditos de las empresas que las producen o las importan. Se trata de comenzar, dar un pasito, para restarle a las fuentes de agua un factor menos de contaminación, porque vivimos en Guatemala 17 millones de seres humanos que no debiéramos seguir siendo soslayados, y conformados con que: “También aguantamos y seguiremos bebiendo aguas altamente contaminadas”. Es un claro caso en que la protección estatal debiera ser para los seres humanos, la fauna y la flora autóctonas y no para envilecer y comerciar hasta con la limpieza natural con que debieran ser protegidos los recursos acuíferos.

Se trata de una iniciativa que los 335 alcaldes municipales debieran de apoyar y tomar muy en cuenta, ya que el Código Municipal es a ellos a quienes obliga a tomar medidas para cuidar y conservar el medio ambiente, pero que a muchos las decenas de basureros repartidos en sus calles y carreteras los tienen muy sin cuidado.

Qué gran mérito fuera que tanto el Congreso de la República, el ministerio del Medio Ambiente y los alcaldes municipales, asumieran sus responsabilidades y comenzaran a poner en práctica, una medida con la que se comenzará a rescatar al país de tanto abandono bien pagado. Las bolsitas plásticas ya se van para que las conviertan en otra cosa, que no sean vajillas, pañalitos o envases.

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