Publicado por el Periódico el 22 de septiembre 2016
http://elperiodico.com.gt/2016/09/22/opinion/bailar-con-dos-pies-derechos/
Desde hace poco más de una semana se quebrantó la etiqueta “ni ladrones ni corruptos”, que preservaba al poder blando de la Presidencia de la República. Esta semana el cuadro empeoró cuando el mandatario quiso emplear su “poder duro”. Inusitadamente se lanzó contra la prensa, colocándola en el bando de “la vieja política”. Como si los medios lo trataran según el monto de la pauta publicitaria que el gobierno les concede, o como si los periodistas que cubren la fuente gubernamental hablaran el lenguaje de la “fafa”. (Esto es no entender lo básico del poder simbólico.) Un día después publicó un desafortunado Acuerdo Gubernativo en el que, para tener fuerza y desplazar a pobladores en riesgo por el exceso de lluvias, decidió suspender garantías constitucionales, entre ellas la libertad de expresión. ¿Quería cazar libélulas con cañones 81mm?
En dos platos, con el poder blando disminuido el gobernante –consciente o no– ejerció con enorme desacierto un poder duro insostenible, y no podía salir bien librado. Autosocavó sus poderes y ayer tuvo que dar marcha atrás con el “estado de prevención” para reescribirlo, como hace unas semanas lo hizo con el proyecto de reforma tributaria. La gran ventaja que el mandatario tiene es que ningún sector –salvo indirectamente los implicados en los casos judiciales de la CICIG, en especial los de “cooptación de Estado”– quiere (ni le conviene) que él fracase para que no haya una regresión en el país. Ese es el tercer poder (ajeno) que hasta ahora sostiene a un presidente que baila con dos pies derechos. Pero todos saben que la ventana de oportunidad del cambio tiene pronto un plazo de caducidad.
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