¡Duro ser anciano en Guatemala!

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Publicado por Prensa Libre el 02 de septiembre 2016 por Brenda Sanchinelli Izeppi

http://www.prensalibre.com/opinion/opinion/duro-ser-anciano-en-guate


Las precarias condiciones de vida para las personas de la tercera edad en Guatemala representan una situación que ha sido olvidada y postergada por el Estado. Considerando que este grupo no tiene la manera de sustentarse porque carece de una oportunidad laboral, una pensión o la ayuda de sus familias. Tampoco existen políticas públicas que garanticen su protección integral.

 

El abandono que padecen algunos ancianos es tan fuerte que podría llegar a calificarse como maltrato, ya que con frecuencia carecen de la atención mínima que el Estado debería proveerles.

Los adultos mayores están entre los grupos más vulnerables de la población y hasta hoy el Estado no ha cumplido con su deber de asegurarles condiciones de vida dignas ni acceso a servicios de salud pública de calidad. Es imposible que una persona pueda sobrevivir con tan solo Q500 al mes y poder cubrir sus gastos médicos, alimentos y vivienda.

Es injusto que los ancianos que han trabajado toda su vida y que se supone tienen el derecho a los servicios médicos del IGSS deban hacer interminables colas para ser atendidos y luego otra fila en el departamento de farmacia para proveerles sus medicinas (y a veces no hay existencia), en ocasiones recibiendo malos tratos de los empleados, perdiendo todo el día en esta proeza titánica.

La vejez ya de por sí es un periodo difícil para el ser humano, y en esta fase se requiere de cuidados especiales, protección y asistencia médica y social.

Es importante subrayar que en países exitosos empresarialmente como China o Japón los ancianos son valorados, apreciados y respetados por su gran experiencia, no así en Guatemala, donde un adulto mayor más bien es visto como una carga de la cual nadie quiere ocuparse.

Posiblemente si la persona está saludable, su única salida sería buscar un empleo para solventar sus gastos, pero cuando inicia el proceso se encuentra con el desagradable mensaje de un mercado laboral injusto y que discrimina cruelmente al adulto mayor.

Para la mayoría de empresas guatemaltecas, la juventud significa capacidad y mano de obra barata, por lo que una persona de la tercera edad no califica, y es desechada, sin tan siquiera darle la oportunidad de demostrar su capacidad e invaluable experiencia. Entonces ¿dónde queda la Responsabilidad Social Empresarial que podría en este caso abrir el espacio y una oportunidad para la contratación de personal de la tercera edad?

Los adultos mayores deberían ser personas altamente valoradas por el Estado, la empresa y la sociedad, porque representan sabiduría, conocimientos y experiencia en la vida. Ellos son parte esencial de la familia y constituyen un eslabón importante entre el pasado y el futuro.

Es necesario desarrollar políticas públicas que promuevan la protección social del adulto mayor, empezando por promover aumentos significativos en las pensiones de supervivencia, que sean acordes a la época que vivimos y no las de hace 50 años, para que puedan vivir con dignidad. Deben fundarse asilos y hospitales de calidad.

El Estado debe sensibilizarse ante las necesidades de las personas de la tercera edad y también los familiares tienen que asumir su responsabilidad en cuanto al cuidado de sus padres y abuelos. Todos debemos respaldar a estas valiosas personas, que durante su juventud aportaron lo mejor de sí mismas al Estado, la sociedad y la familia.

Un día seremos adultos mayores y posiblemente no tengamos recursos para vivir, como hoy sucede con nuestros ancianitos. ¿Nos quedaremos cruzados de brazos hoy? Recuerde, como dice el refrán: “Hoy por ti, mañana por mí”.

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