Los hechos hablan por sí mismos

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El juez de Mayor Riesgo B, Miguel Ángel Gálvez, se ha convertido en el centro de las discusiones públicas. De él se habla en los medios de comunicación, pero también en las charlas familiares, en las de los amigos y hasta en las de los centros laborales.

Sus extensos argumentos y su fallo en torno al caso Cooptación del Estado, en el que ligó a proceso a 53 de los 57 acusados, le han granjeado una figura pública llena de reconocimientos.

Hay quienes dicen que el juez tiene otras partes de su vida que, si las supiéramos, quizá no darían lugar a tanto halago. Sin embargo, no pasan de ser simples comentarios, pues al final ningún hecho concreto que hable mal de su persona se da a conocer públicamente.

Quizá no sea un santo, seguro no lo es. Pero al menos en este caso de la Cooptación del Estado, como dieron en llamarle el Ministerio Público (MP) y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), el juez ha demostrado un alto nivel de comportamiento judicial. Por eso es pertinente el reconocimiento. Claro está que si algo malo se llegara a saber de él, también habrá que decirlo, reprocharlo y hasta denunciarlo. Mientras, no queda sino reconocer que ha actuado de una manera profesional y con un profundo apego a las normas legales y constitucionales del país.

Los hechos hablan por sí mismos. Claro está que el reconocimiento principal deriva de la necesidad social de ver concretarse los castigos que merecen quienes han hecho del Estado una piñata y se han quedado con todas las golosinas que esta tiene.

Nunca antes en Guatemala se había visto tal cantidad de acusaciones en contra de altos integrantes de grupos sociales diversos. Hay comerciantes, banqueros y políticos, entre otros, incluido un expresidente y una exvicepresidenta. Esos de quienes jamás nos imaginamos que podrían estar en prisión. Pero ahora lo están, y de ahí el regocijo popular y la admiración para un juzgador que, en apariencia al menos, no se ha dejado intimidar por nada ni por nadie.

En otros casos similares, tal vez no de tanto impacto mediático pero sí de alto nivel, lo que se veía con normalidad es la aplicación de medidas sustitutivas y luego la declaración de nulidad de los casos o bien el desistimiento por parte del ente encargado de la persecución penal.

Algo bueno está pasando en Guatemala. Ojalá y eso siente precedentes sostenibles para el futuro, pues solo así es posible que el país de verdad cambie y se encamine hacia el desarrollo y el crecimiento de todos y no solo de ciertos grupos.

Ojalá que este empuje que nos ha dado el actuar de la CICIG no se vaya a desaparecer el día en que la institución deje el país y volvamos a depender de nuestro propio esfuerzo. Todos debemos ser parte de este cambio. Cada quien debe cambiar su actuar y así juntos, como sociedad, promovamos un cambio total para el bien común.

Publicado por www.s21.gt el 01 de Agosto 2016 por Redacción.
http://www.s21.gt/2016/08/los-hechos-hablan-mismos/

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