
Los opositores al proyecto protegen el derecho a la igualdad de oportunidades, y tratan de impedir el deterioro general de un ingreso estandarizado de por sí bajo. Quizá temen que las empresas se muevan geográficamente en busca de las ventajas, y se afecte económicamente al resto del país. Los apoyos puntuales siempre conllevan consecuencias imprevisibles. Mientras quienes aprueban el estímulo diferenciado lo ven como una solución para dar comida a quienes están a punto del canibalismo, como gotas de agua para no morir de sed, como tabla de salvación temporal. La dignidad pierde la batalla cuando campea el hambre. Los dos planteamientos hacen sentido, y si nos extendemos nunca pasaríamos de las ramas.
Hay que ver de lejos el árbol completo. Cada vez somos más guatemaltecos, muchas bocas y almas apretadas rondan en un país que no se desarrolla más allá de la siembra, comercio, guardianía y producción de artículos para el consumo. No se está preparando a la juventud para defenderse y crear. Si el Ministerio de Educación cumpliera su función, pronto tendríamos jóvenes preparados realizándose. Pero aún contamos con los dedos y el vocabulario general es muy limitado, luego apenas somos atractivos para los empleos de la pobreza, como la maquila que invade los territorios de necesitados sin capacitación. No se puede trabajar y obtener mejores ingresos si no se sabe hacer algo. Si la juventud quiere oportunidad tiene que pagar el precio, formarse, expulsar a los maestros que no enseñan, exigir y sacrificarse, o terminarán obligados a los empleos que puede hacer cualquiera, de esclavos. ¿Pero cómo sobreviviremos mientras la nueva generación aprende?
Publicado el 07 de enero de 2016 en elperiodico.com.gt por Méndez Vides http://elperiodico.com.gt/2016/01/07/opinion/ganar-poco-o-nada/
No Responses