Ganar poco o nada

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Pareciera que ya no queremos tener mandatarios sino mandaderos.
 
La polémica desatada por la decisión del presidente Maldonado de aprobar el proyecto del gobierno de Otto Pérez Molina de los salarios diferenciados, a pocos días de terminar su gestión, anticipa lo que le tocará vivir al próximo mandatario Jimmy Morales. No creo que en estos momentos exista alguien común y corriente que quisiera estar metido en sus zapatos. Toda decisión radical dividirá a la población y agudizará la rivalidad. ¿Qué convencimiento tan profundo habrá motivado al fugaz presidente de transición a jugarse dicha carta? Las rabietas y defensa airada del proyecto indican que sí cree en el mismo, pero ya no se le pone ni atención a sus argumentos, nublados los ciudadanos por la pasión. El ánimo popular sugiere que si a la gente no le gusta una decisión, el Presidente tendrá que retractarse o empezarán las manifestaciones. Pareciera que ya no queremos tener mandatarios sino mandaderos, a quienes se les cortará la cabeza si no hacen milagros. 

Los opositores al proyecto protegen el derecho a la igualdad de oportunidades, y tratan de impedir el deterioro general de un ingreso estandarizado de por sí bajo. Quizá temen que las empresas se muevan geográficamente en busca de las ventajas, y se afecte económicamente al resto del país. Los apoyos puntuales siempre conllevan consecuencias imprevisibles. Mientras quienes aprueban el estímulo diferenciado lo ven como una solución para dar comida a quienes están a punto del canibalismo, como gotas de agua para no morir de sed, como tabla de salvación temporal. La dignidad pierde la batalla cuando campea el hambre. Los dos planteamientos hacen sentido, y si nos extendemos nunca pasaríamos de las ramas.

Hay que ver de lejos el árbol completo. Cada vez somos más guatemaltecos, muchas bocas y almas apretadas rondan en un país que no se desarrolla más allá de la siembra, comercio, guardianía y producción de artículos para el consumo. No se está preparando a la juventud para defenderse y crear. Si el Ministerio de Educación cumpliera su función, pronto tendríamos jóvenes preparados realizándose. Pero aún contamos con los dedos y el vocabulario general es muy limitado, luego apenas somos atractivos para los empleos de la pobreza, como la maquila que invade los territorios de necesitados sin capacitación. No se puede trabajar y obtener mejores ingresos si no se sabe hacer algo. Si la juventud quiere oportunidad tiene que pagar el precio, formarse, expulsar a los maestros que no enseñan, exigir y sacrificarse, o terminarán obligados a los empleos que puede hacer cualquiera, de esclavos. ¿Pero cómo sobreviviremos mientras la nueva generación aprende?

Publicado el 07 de enero de 2016 en elperiodico.com.gt por Méndez Vides
http://elperiodico.com.gt/2016/01/07/opinion/ganar-poco-o-nada/

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