Cada año, el Congreso acumula más deméritos, que lo convierten en uno de los mayores bastiones de la corrupción, a través de prácticas execrables, dobles discursos e incoherencia ética. Ni siquiera la defenestración de gobernantes, la captura de decenas de personas involucradas en fraudes o el trámite de antejuicios contra varios congresistas parecen refrenar la ambiciones desmedidas.
El hemiciclo, lejos de ser el lugar donde tengan eco las grandes demandas sociales, pareciera haberse convertido en un recinto aislado en el que se siguen fermentando todos los antivalores de la política.
La actitud egoísta, sectaria e irresponsable de numerosos diputados los lleva a legislar con la vista puesta no en el bien común, sino en beneficios muy particulares. Ingenuamente creen que sus actitudes quedan invisibilizadas en el maremágnum de la realidad nacional. Ahora estamos de nuevo en las postrimerías de una nueva jornada de manipulaciones mezquinas en torno al monto del presupuesto para el 2016.
Actualmente se encuentra en discusión el Presupuesto General de Gastos para el próximo año, una ley que debería constituir un criterio técnico que rija la inversión de recursos en áreas prioritarias, de acuerdo con criterios de oportunidad, necesidad y urgencia. Ello, por supuesto, debería ser el reflejo de conocimiento y compromiso que vaya en consonancia con los planes y proyectos planteados por un Ejecutivo responsablemente dirigido.
Sin embargo, el gobierno recién electo, encabezado por Jimmy Morales, optó por retirarse de la mesa de discusión, quizás ante la presión y los condicionamientos de las bancadas mayoritarias. Con el apoyo popular logrado, bien pudieron plantear con transparencia los renglones de inversión en los que necesitaban más recursos; pero talvez por falta de experiencia, de un equipo de operadores efectivos o, en todo caso, la ausencia de un plan establecido, simplemente dejan las puertas abiertas a la manipulación por los mismos diputados de siempre.
A pocos días de que venza el plazo para la aprobación del nuevo plan de ingresos y egresos de la Nación, es nebuloso el panorama. Podría quedar el mismo del año anterior o podría aprobarse uno nuevo cargado de manipulaciones. Por otro lado, se habla de que las bancadas presentes en la Comisión de Finanzas buscan asegurar bolsones de recursos para su posterior aprovechamiento clientelar, sin que haya una figura política con la suficiente solvencia moral para demandar una aprobación transparente y que esté despojada de posibles chantajes.
Esto no es más que el reflejo de esa actitud marrullera de esta legislatura y que provoca que en cada fin de ciclo parlamentario asistamos a ver las mismas escenas, donde todo pareciera que se discute, mientras los más avezados ya tienen claros sus proyectos. Todo para llegar a la fatídica noche del 30 de noviembre, cuando debe quedar aprobado el plan de gastos para cada ejercicio fiscal, sin que existan los consensos suficientes, y entonces no queda más remedio que aprobarlo de urgencia nacional.
Publicado el 19 de noviembre de 2015 en www.prensalibre.com por Editorial Prensa Libre http://www.prensalibre.com/opinion/nebuloso-proceso-del-presupuesto
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