Triunfó el voto anticorrupción

Lider y Patriota castigados por los guatemaltecos.
 
A partir del 16 de abril, Guatemala cambió. El modelo del Estado como botín, de la cultura de impunidad y del tráfico de influencias fue sacudido por los casos destapados por CICIG y MP. Las manifestaciones marcaron el despertar de un espíritu cívico ausente durante las últimas décadas.

El esfuerzo de depuración judicial, aunado con el civismo y el apoyo de la comunidad internacional –particularmente la Embajada Americana–, provocó el colapso del proyecto político corrupto del Partido Patriota, además de la renuncia y procesamiento de Roxana Baldetti y Otto Pérez Molina.

La renuncia de Pérez fue más significativa. Previo a ella, el guatemalteco se mostraba apático frente al proceso electoral, dado que percibía como si el modelo de saqueo persistiría. Sin embargo, la caída del Presidente desató una explosión de civismo. El ciudadano se empoderó. Si se logró que los anteriores referentes de la corrupción renunciaran del poder, ahora era el turno de golpear a quien consideraban como la continuidad del modelo: Manuel Baldizón.

Dicho y hecho. Los resultados del 6 de septiembre representan la conversión del movimiento de la calle en un movimiento electoral. Una histórica participación por encima del 70 por ciento es el primer indicador de una ciudadanía que salió a expresar su voz democrática por medio del sufragio.

Primero, atestiguamos el colapso de la candidatura de Manuel Baldizón, quien en cinco meses pasó de ser el gran favorito de la elección, a rascar votos para colarse en segunda vuelta. Presenciamos también la implosión de la maquinaria del partido, que luego de haber proyectado alcanzar mayoría absoluta en el Congreso, hoy su bancada tendrá 45 diputados.

En diputaciones, el resultado revela algo similar. El votante, en rechazo a la alianza Lider-PP, conformó un Congreso más horizontal, con 62 diputaciones para partidos minoritarios. Personajes cuestionados como Edgar Arévalo de Totonicapán, Aracely de Recinos de Santa Rosa, el clan Paniagua en Xela, Stella Alonzo en el Distrito Guatemala, Juan Pablo Urrea y Daniela Beltranena en el Central, y Aleks Castillo en el Listado Nacional, no fueron reelectos. Por Lider, Alfredo Rabbé, Juan Manuel Giordano y José Inés Castillo de Santa Rosa, también fueron castigados por el voto.

A nivel de alcaldías, la victoria de Susana Asencio en La Antigua Guatemala marcó el fin de tres períodos de gestión de la ciudad colonial bajo las muy cuestionadas administraciones de Víctor Hugo del Pozo y Alfonso Vivar. En Mixco, Neto Bran desplazó a los señalados Amílcar Rivera y Ottoel baby Pérez Leal. Y en Xela, Luis Grijalva derrotó al nefasto Armando Paniagua.

Guatemala habló. Castigó a los corruptos. No a todos, eso sí. Aún se lograron colar algunos alcaldes señalados por malos manejos del erario público y varios diputados contra quienes se ha solicitado antejuicio por diferentes ilícitos. El primer reto de corto plazo es continuar la depuración. Y de mediano plazo, es necesario que esta revolución anticorrupción, que ha alcanzado la defenestración de Pérez Molina y Baldetti Elías, y que ahora castiga electoralmente a los corruptos, se convierta en un movimiento que presione por la reforma institucional.

 
Publicado el 09 de agosto de 2015 en www.elperiodico.com.gt por Phillip Chicola
http://elperiodico.com.gt/2015/09/08/opinion/triunfo-el-voto-anticorrupcion/

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