Otto Pérez Molina ¡miente!: nunca “la Guatemala Profunda” fue el centro de su gobierno

¡Renuncie por respeto a quienes votaron por usted!
 
En el discurso pregrabado del general Otto Pérez Molina, transmitido la noche del domingo 23, en el que cínicamente –como lo ha hecho desde que era candidato presidencial– se niega a enfrentar las consecuencias de sus corruptos actos, al dirigir, junto a quien fuera su vicepresidenta, Roxana Baldetti, la descomunal estructura de defraudación tributaria La Línea. Y asumiendo la personalidad farsante que lo ha caracterizado, apela a mantenerse en la Presidencia de la República pidiendo que “la Guatemala Profunda” lo defienda. 

Y es que solo, en un acto delirante, puede asegurar el propio Pérez Molina que su gobierno atendió a “la Guatemala Profunda”. Por el contrario, la primera acción de Pérez Molina, en contra de “la Guatemala Plural”, al inicio de su gobierno, el 14 de enero de 2012, fue negar la existencia de los pueblos indígenas y asumir el discurso conservador de que “aquí todos son guatemaltecos”, escúchese, por ejemplo, el discurso de toma de posesión. Y bajo esa premisa ordenó que se retirara la bandera de los cuatro pueblos que ondeaba en algunas instituciones estatales, que era un elemento simbólico, pero cuyo retiro debió analizarse con sabiduría. Esta acción reveló que no era el Presidente de la “Guatemala Plural”, esa a la que ahora pide respaldo sino el representante del sector tradicional y corrupto que lo llevó al poder.

La segunda acción en contra de la “Guatemala Profunda” fue no asumir con respeto las peticiones del movimiento indígena y campesino luego de la marcha que ingresó a la capital en marzo de 2012, que volvió a presionar para que se discutiera la desigual distribución y tenencia de la tierra en el país. Hasta el día de hoy, Pérez Molina no cumplió que su bancada apoyara en el Congreso la aprobación de la Ley de Desarrollo Rural Integral que hubiera beneficiado levemente a “la Guatemala Rural”.

La tercera acción en contra de la “Guatemala Plural” fue la masacre de ocho hombres del pueblo K’iche’ de Totonicapán y dejar heridos de bala a más de 30, en la Ruta Interamericana, kilómetro 171, en la Cumbre de Alaska, el 4 de octubre de 2012, cuando protestaban en contra de decisiones de su gobierno que les afectaban y que a través de la Alcaldía de los 48 Cantones de Totonicapán le solicitaron una y otra vez ser atendidos, sin que usted se dignara a concederles una cita. A pesar de esta masacre, usted dice haber puesto a la “Guatemala Rural en el centro de su atención”.

Cuarta acción, sin respetar la separación de poderes, usted señor Pérez Molina, en el marco de la realización del juicio por Genocidio y Deberes contra la Humanidad vivido por el Pueblo Ixil y que llevó a los tribunales nacionales a los generales Efraín Ríos Montt y Mauricio Rodríguez insistió públicamente que en “la Guatemala Profunda” no se cometió el delito de genocidio, el cual a través de casi mil pruebas, evidencias científicas y testimonios de sobrevivientes se mostró cómo se planificó, persiguió, masacró y se golpeó al Pueblo Ixil durante el conflicto armado interno (1960-1996). Esta postura fue la misma que mantuvo durante la campaña electoral, cuando condicionó su presencia al foro de candidatos presidenciables de Pueblos Indígenas, el 19 de agosto de 2011, a cambio de que el tema del delito de genocidio y las masacres a las poblaciones de “la Guatemala Rural” no se abordaran.

Quinta acción, Pérez Molina, Baldetti y sus ministros presentaron permanentemente a los colectivos indígenas que no pactaron con su gobierno, como grupos en contra del Estado y del desarrollo de sus comunidades, con quienes no se podía dialogar. Los retrataron como colectivos que prefieren vivir en el atraso y que están en contra de “todo desarrollo”. Expuso a los indígenas rebeldes, casi como animales salvajes. Su postura racista y reduccionista en contra de las poblaciones indígenas fue permanente no solo en su discurso sino en la forma en que priorizó el gasto social. Satanizó y encarceló a líderes de los movimientos sociales e indígenas. Su gobierno solapó la publicación en prensa, radio, televisión y medios electrónicos, de sendas listas de organizaciones de base y arremetieron, especialmente en contra de organizaciones de comunitarios pobres de Alta y Baja Verapaz, Huehuetenango, San Marcos e Izabal, mientras que al CUC, CENOC, Plataforma Agraria entre otras fueron etiquetadas de ser organizaciones terroristas, comunistas y de delincuentes que impulsan la fragmentación territorial y la balcanización de Guatemala. Las acusó de subsistir de la cooperación internacional, de la confrontación y que necesitan de la violencia para alimentar a sus familias. En cambio, aplaudió a los líderes del sector privado, a quienes colocó como los defensores del Estado de Derecho y como los únicos que demandan que la ley –creada y manipulada por ustedes– se ejerza.

Sexta acción, copó, debilitó y politizó a la Comisión Presidencial contra la Discriminación y el Racismo (CODISRA) y la Defensoría de la Mujer Indígena (DEMI) y condicionó el nombramiento de las y los representantes indígenas a cambio de un apoyo incondicional a usted y a Baldetti, que se tradujo en vergonzosas y humillantes manifestaciones de apoyo en diversos lugares, desde pararse con grotescos globos afuera de hospitales en apoyo a Baldetti hasta corearles en la Plaza Central. Ha sido humillante señor Pérez Molina, ver cómo usted promovió la devaluación de los pocos derechos ganados a base de la sangre y la vida de mujeres y hombres de la “Guatemala Rural”. De igual manera, Baldetti con prepotencia e intolerancia despidió a mujeres y hombres indígenas de estas y otras entidades que no se plegaban a su mandato, un ejemplo fue la humillación y destitución pública del comisionado de la CODISRA Jacobo Bolvito en 2013. A decir verdad, las mujeres y poblaciones indígenas que realmente viven en extrema pobreza y en las regiones más lejanas, nunca recibieron apoyo de estas instancias, solo se beneficiaron aquellas personas afiliadas o que terminaron por razones laborales asociadas al Partido Patriota.

Séptima acción, usted, Baldetti y sus asesores tajantemente se negaron a cumplir el Plan de Reparación de Daños a los afectados por la hidroeléctrica Chixoy, firmado por el Estado de Guatemala en 2010, que implica resarcir a las familias sobrevivientes y desplazadas de las 33 comunidades Achí que fueron desalojadas de manera violenta, en el marco del conflicto armado, desde mediados de la década de 1970 hasta principios de la década de 1980, para construir la represa Chixoy, que inició en 1975. La justificación de Baldetti fue que el Estado no tenía fondos para resarcir a las familias y que era demasiado dinero para los indígenas. Fue hasta que el Congreso y el Senado de los Estados Unidos aprobó la Ley de Asignaciones Consolidadas 2014, que fue sancionada por el presidente Barack Obama en enero de 2015 y que condicionó la ayuda de los Estados Unidos a Guatemala, que usted terminó aceptando. Y aunque usted se comprometió a iniciar con el resarcimiento en mayo pasado, a la fecha, las familias agrupadas en COCAICH aún esperan el inicio del plan. O sea, las familias Achí de la “Guatemala Profunda” –muchas de ellas más pobres que antes de la construcción de Chixoy– nunca fueron su prioridad.

Octava acción, su gobierno continuó con el otorgamiento –sin consulta previa, libre e informada, en territorios en donde vive la “Guatemala Rural y Profunda”– de licencias de exploración y explotación minera a cielo abierto y de recursos del suelo y subsuelo, como instalación de hidroeléctricas, extracción de petróleo o traslado de energía de alta tensión, a empresas nacionales y transnacionales. Su gobierno deja un mapa nacional de conflictividad, confrontación, inconformidad pero de resistencia en la mayoría de territorios indígenas, especialmente en los departamentos de Huehuetenango, San Marcos, Quiché, Alta y Baja Verapaz, Guatemala, Izabal, Santa Rosa y Jalapa. Y ante el no accionar o complicidad de su gobierno, las comunidades de “la Guatemala Profunda” afectadas por sus acciones, han realizado más de 70 consultas comunitarias cuyos resultados no han sido respetados, según instrumentos nacionales e internacionales.

Novena acción, pocos saben que en su gobierno señor Pérez Molina, a través del Ministerio de Trabajo usted ha impulsado en absoluto silencio y a espaldas de los pueblos, comunidades y organizaciones indígenas una propuesta para reglamentar el Derecho a la Consulta que el Convenio 169 de la OIT garantiza en sus Artículos 6 y 7. Esto con el fin de buscar un mecanismo formal que permita la entrega de los últimos territorios de “la Guatemala Profunda” a las empresas trasnacionales.

Y décima acción, los pactos que ha realizado Pérez Molina con la Coordinadora Nacional Indígena y Campesina (CONIC) para obtener su apoyo público a cambio de reducir la deuda agraria a las comunidades socias que no podían pagar, ha resultado en un pacto perverso que usan ambos, Pérez Molina para argumentar que el centro de su gobierno fue “la Guatemala Rural” y la CONIC para seguir obteniendo recursos económicos más allá de esa etapa. Sin embargo, lo que no dicen ambos es que la reestructuración social de la deuda agraria fue una propuesta que emanó de la Coordinadora Campesina Marquense Madre Tierra Nan To’Otx, con el acompañamiento técnico del sacerdote Juan Moynan y el apoyo de la comunidad internacional para reducir la aguda conflictividad del campo y detener levemente la masiva migración de las y los jóvenes y de los adultos hacia el sur de México y los Estados Unidos. Esta propuesta de reestructuración se nutrió de otros colectivos y benefició a comunidades de Plataforma Agraria, CNOC, el CUC y otras pero ninguna de estas organizaciones ni sus dirigentes pactó, ni se puso de rodillas o de alfombra frente a Pérez Molina, como sí lo hizo el liderazgo de la CONIC en nombre de “la Guatemala Rural”. La reducción de la deuda agraria era una negociación y un compromiso que debía cumplir el Estado de Guatemala con las comunidades campesinas e indígenas, que quedaron endeudadas y pobres en el marco del acceso a tierra cultivable, que impulsó a precio de mercado el Acuerdo sobre Aspectos Socioeconómicos y Situación Agraria (1996), no un sometimiento o compra de voluntades incondicionales a Pérez Molina y a Baldetti. Y aunque la CONIC no representa ni agrupa a todas las comunidades y organizaciones campesinas e indígenas de “la Guatemala Profunda”, muchas veces me he preguntado, cuando leo y veo hasta dónde ha caído y se arrastra la dirigencia completa de CONIC con su actuar y su discurso, tanto en espacios públicos como en privados ¿Realmente, las y los miembros de las comunidades de base que son traídos por la CONIC para venir a manifestar su apoyo a Pérez Molina tienen todos los elementos para la discusión y realmente apoyan el acuerdo de la entrega incondicional de la CONIC a Pérez Molina? O ¿Es que la dirigencia de la CONIC le vendió a las bases –que viven con severas limitaciones– el argumento de que la condonación de la deuda agraria fue propuesta de Pérez Molina y por eso, merece ser apoyado incondicionalmente, aún en estos momentos, cuando la evidencia muestra que les robó la vida, la alimentación, los zapatos, la leche, la salud, la educación, los caminos, el agua potable, los drenajes y todo lo que pudo, a las y los más empobrecidos, la mayoría mayas, pero también mestizos, xincas, garífunas y ladinos, a los que asegura ahora han “estado en el centro de su atención?

No mienta más señor Pérez Molina, usted nunca ha sido el presidente de las mujeres y hombres de la “Guatemala Profunda” y no lo ha sido porque ellas y ellos no han tenido presidente solo han tenido verdugos y capataces de finca como usted, como Baldetti y su gabinete. El único presidente que la historia registra que intentó modificar las estructuras en beneficio de “la Guatemala Rural “fue el general Jacobo Árbenz Guzmán (1951-1954), a través del Decreto 900 aprobado el 17 de junio de 1952.

Ya no se hunda más señor Pérez Molina, cierre este grotesco espectáculo que nos pone en vergüenza ante el mundo, no haga más sádica su agonía. Permita, por lo menos, que la historia crítica tenga un poco de piedad con usted y su gobierno.

¡Renuncie por respeto a quienes votaron por usted!

La lista de los incumplimientos y de los atropellos a comunidades, lideresas y líderes orgánicos de los pueblos indígenas es más larga que la que aquí he resumido. Y si le quedan dudas, refiérase a los indicadores sociales para ver cómo recibió el interior del país y cómo lo deja. Usted y Baldetti solo tuvieron la habilidad de seducir a un puñado de mujeres y hombres indígenas ávidos de poder, de interés personalista, que solo buscaron mantener o ampliar los privilegios relativos que ya tenían y que nunca nos representaron durante su gobierno.

Las acciones aquí presentadas son un pequeño ejemplo de que nunca gobernó para “la Guatemala Profunda”, “la Guatemala Rural” y “la Guatemala Plural”, esas a las que ahora pide que lo rescaten. ¡Renuncie! y no siga usando términos que de estar vivos y de leerlos sus autores, reconocidos críticos y activistas sociales, como Eric Wolf y Guillermo Bonfil Batalla en boca de usted, desearían nunca haberlos creado.

Xelajuj Noj, Job’ Ajmaq.

Publicado el 25 de agosto de 2015 en www.elperiodico.com.gt por Irma A. Velásquez Nimatuj
http://elperiodico.com.gt/2015/08/25/opinion/otto-perez-molina-miente-nunca-la-guatemala-profunda-fue-el-centro-de-su-gobierno/

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