Voto nulo

El voto nulo es el voto inválido, por haber sido mal emitido, sea por equivocación o intencionalmente. Un voto mal emitido por equivocación puede deberse a múltiples razones: información insuficiente, desconocimiento, anulación por accidente, etcétera. Sin embargo, un voto nulo intencional puede ser una manera de protestar contra el sistema político u obedecer a una actitud antisistema, entre otras motivaciones. 

Por el contrario, el voto positivo o válido, emitido a favor de alguno de los contendientes, es un sufragio que fortalece y da legitimidad al sistema político. Es un voto que afirma, que valida y que elige.

El voto nulo intencional es negativo, porque refuta a todos los aspirantes y no elige, que es uno de los fundamentos del régimen democrático: la voluntad de la mayoría expresada en las urnas electorales. El voto nulo intencional, aunque se opone, no es edificante.

En todo caso, la voluntad de reformar el sistema político en el marco de una democracia debe canalizarse hacia esa finalidad, de manera positiva y no negativa. Por ello, el voto nulo intencional no es el camino hacia el cambio, hacia la transformación del sistema político; por el contrario, es una expresión intrascendente, estéril, que concede y no elige.

Por ejemplo, mucha gente en Guatemala no está de acuerdo con el actual modelo del Parlamento Centroamericano (Parlacen) y se ha hecho sentir a través del voto nulo intencional reiterativo. No obstante, este voto negativo no ha conseguido que se reforme el Parlacen y se sigue eligiendo diputados al Parlacen con los votos positivos que se emiten, por escasos que sean.

Si queremos verdaderamente que el Parlacen sea una institución eficaz, entonces presionemos (vía opinión pública o vía participación en política partidista, entre otras) al Congreso y al gobierno para que propongan reformas o, en su caso, se denuncie el Tratado del Parlacen, para que el Estado de Guatemala sea excluido de este foro regional.

Se trató de que se incorporara en la Ley Electoral y de Partidos Políticos el “voto nulo vinculante”, que de ser mayoritario podría invalidar una elección, pero la partidocracia representada en el Congreso no lo aceptó. Por tanto, el voto nulo intencional quedó sin eficacia alguna y, más bien, puede favorecer a las opciones clientelares (Lider, PP y UNE), que tienen su fuerza electorera entre la población necesitada que vota a cambio de promesas, favores o bienes. En conclusión, el voto nulo intencional no es constructivo, sino más bien destructivo.

Publicado el 20 de agosto de 2015 en www.elperiodico.com.gt por Editorial El Periódico
http://elperiodico.com.gt/2015/08/20/opinion/voto-nulo/

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