Nuevo desaire de los congresistas a demandas nacionales

Además de evitar la supuesta maniobra, la oposición también logró que hoy se convocara plenaria, exclusivamente para discutir el proyecto de reformas. Solo queda conocer si existe voluntad política y los diputados asisten a la sesión o, si nuevamente, como ha ocurrido a lo largo de estos seis meses, continúan con las excusas y ausencias que impiden el desarrollo de la agenda parlamentaria.

La interrogante que ha surgido entre la ciudadanía es ¿Qué ha hecho el Congreso este año? Aparte de emitir tres acuerdos legislativos y elegir a las comisiones pesquisidoras contra ministros, vicepresidenta y presidente, los congresistas prácticamente no tienen nada que mostrar.

Las demandas emanadas de las manifestaciones populares obligaron a los parlamentarios a convocar mesas de trabajo, a fin de conocer e impulsar reformas a determinadas leyes; entre estas, la LEPP, de la que existe una iniciativa presentada por el Tribunal Supremo Electoral (TSE), que recoge en gran parte las propuestas de diferentes sectores, la cual apoya la misma instancia creada por el Congreso.

Lo cierto es que cuando este proyecto debe tratarse en el Pleno se incluye en la agenda del día. Sin embargo, el objetivo era dispensarlo de dictamen de comisión y entrar a conocerlo en primero, segundo y tercer debates, para lo cual era necesario contar con el voto favorable de 105 legisladores y solo había 82. Esto significaba que al aprobarse el orden del día, la propuesta iría directo a una comisión de trabajo, la que tendría que reunirse para conocer el proyecto, recabar opiniones y emitir un dictamen.

Estas maniobras políticas, o politiqueras, han sido la característica de la actual legislatura que sigue sin estar a la altura que exigen las circunstancias nacionales. Mientras otras instituciones, como el Ministerio Público (MP), con el apoyo de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig) o el TSE, de una forma u otra, trabajan y dan resultados a las demandas populares, los parlamentarios siguen encerrados en su concha.

Guatemala atraviesa una crisis política, y buena parte de ella proviene de personas que velan por el beneficio de sus intereses y no de la nación. Es momento del cambio, y los señores diputados deben entenderlo