¿A quién le toca?

En tan solo esta semana se han destapado dos escándalos más de corrupción en este gobierno, uno en el Congreso y otro en el Ministerio de Gobernación. Y es estupendo que queden evidenciados los casos. El problema es que los peces gordos andan sueltos y gastándose el dinero que robaron al pueblo de Guatemala. Es fácil poner a los operadores en la cárcel, ¿y los cabecillas?… basta con renunciar y quitarse de encima la presión mediática. Dónde están los ministros que renunciaron, ya no se habla de ellos.


Bajo este escenario la ciudadanía está asustada de que tengamos encima un proceso electoral en pocos días, y los grandes jurisconsultos nacionales han dictaminado que es imposible e inamovible la fecha del proceso electoral. Así que legalmente sí o sí tendremos que ir a las elecciones, con candidatos de tan bajo nivel, que con su dinámica discursiva hacen promesas electorales, o ridículos anuncios, pero nadie hasta ahora ha cumplido nada. Observamos en las elecciones candidatos a la presidencia, alcaldías y diputaciones con las mismas peculiaridades. Con la oferta electoral actual, más bien parecieran las elecciones de un presidio, que las de un país.

Dicen que en Guatemala la presidencia es una puerta, que basta con tocarla dos veces para que se abra. Pero esta vez, las cosas han cambiado, la población no está dispuesta a prestarse a estos juegos una vez más. Es terrible que los aspirantes a ocupar la silla presidencial sepan que la receta para llegar a la máxima magistratura de la Nación, sea aguantar ocho años, para darse a conocer, fingir una “supuesta oposición” y después de este tiempo, llegar al poder, sin tener realmente la voluntad política y la capacidad de estadista para desarrollar una buena gestión.

Debo subrayar que hasta ahora todos los políticos que han participado, y aspiran a puestos públicos, no han explicado quiénes son sus financistas. Y es aquí donde la Cicig juega un papel vital, para esclarecer con sus investigaciones el origen de los fondos de los partidos políticos y desvelar esta situación que es uno de los mayores problemas que hay en este momento, incluso las cantidades establecidas por la ley están bordeando ya los límites.

Las falsas promesas funcionan porque los ciudadanos son incautos y después no hay manera de exigir a quienes están en el poder el cumplimiento de sus ofrecimientos. No digamos tratar de comprar el voto entregando regalos y cupones canjeables después de las elecciones.

Es terrible que ellos mientan, pero es peor aún que la gente les crea… Lo devastador es cuando ganan y llegan a los puestos, allí muestran lo que realmente son, se quitan la máscara, son incapaces de desarrollar una gestión exitosa, que por lo general se queda en saldos negativos en cuanto a las expectativas generadas en la candidatura.

El caso electoral de Guatemala es un círculo vicioso que se repite cada cuatro años de igual manera, con las mismas características sin que nadie pueda detenerlo y mucho menos cambiarlo. Urge la depuración de los tres organismos del Estado y esto empieza por las reformas a la LEPP ya.

Publicado el 26 de junio de 2015 en www.prensalibre.com por Brenda Sanchinelli Izeppi
http://www.prensalibre.com/opinion/a-quien-le-toca

No Responses

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


The reCAPTCHA verification period has expired. Please reload the page.