Con urgencia

Seguridad, justicia y decencia. Tres elementos urgentes a impulsar. 
 
Resultan impactantes las artimañas que se han destapado en las últimas semanas respecto a las conductas viciadas y corruptas, que han mantenido en zozobra a una población que observa desencantada, cómo el trabajo esforzado de la gran mayoría de guatemaltecos no se complementa con los servicios básicos que debe proporcionar el Estado en temas como seguridad y la justicia, salud y educación, las oportunidades de superación y como todo ello limita el desarrollo nacional.

Un país en el que los guatemaltecos invierten a pesar de la inseguridad, la falta de certeza jurídica, las “mordidas” y el desvío de fondos a cuentas de figuras controladoras del poder; a pesar del salvajismo de turbas que se saben impunes en los delitos que cometen diariamente, las masas de pobreza en las áreas rurales que manipuladas por pervertidos dirigentes financiados desde el exterior, alteran el orden y destruyen todo lo que puede darles protagonismo para mantener las donaciones que tanto les favorece.

A pesar también de las extorsiones a familias productivas que, ante el asalto de pandillas, se ven obligadas a abandonar sus viviendas para evitar que las maten si no pagan los montos exigidos, y a pesar de los sicarios que proliferan violentando el bien más preciado: la vida humana.

En ese sentido son dos los aspectos urgentes para los guatemaltecos responsables: 1) La aprobación de las leyes fundamentales para romper con el deterioro institucional, a pesar que desde años atrás han sido objeto de propuestas, iniciativas, aportes y análisis compartidos en reiteradas convocatorias del Congreso de la República. Ya pasó por allí la Ley Electoral y de Partidos Políticos; la Ley de Comisiones de Postulación, la Ley de Servicio Civil, reformas al Sistema de Justicia y seguramente ya se conocieron reformas a la Ley de Contrataciones, entre otras. El hecho es que muchas organizaciones han respondido, participando y dedicando tiempo para contribuir con su mejor análisis, y, como siempre, los diputados hicieron el juego y allí quedó la cosa. Hoy, la ciudadanía espera resultados concretos y efectivos para la renovación institucional.

2) También estamos urgidos de ver respuestas ágiles y prontas del Tribunal Supremo Electoral en aplicar las sanciones que sí les autoriza la ley tal cual está y que serán aplaudidas por la ciudadanía desesperada. Estamos urgidos que los tres Organismos del Estado se activen bajo un liderazgo idóneo para empezar a enderezar el retorcido camino que nos tiene donde estamos.

Y qué decir del Ministerio Público, y el misterio no público que rodea la persistente resistencia a investigar los hechos delictivos que van desde los asesinatos, extorsiones y temas candentes como el contrabando, permitiendo que queden en un segundo o tercer plano los actos que no califican como prioritarios las instancias internacionales.

Cómo explicar que si ya era difícil tener la colaboración de esa institución para la revisión de furgones sospechosos de ingresar mercadería falsificada, a lo que se suman delitos como el contrabando aduanero y la defraudación tributaria, en las últimas semanas se ha marcado la negativa de la Fiscalía de Delitos contra la Propiedad Intelectual de hacer acto de presencia en las aduanas portuarias. ¿Qué pasa, señora Fiscal?

¿Seguiremos atenidos a una activación discriminatoria y excluyente, de investigaciones dirigidas exclusivamente a aquellos casos de interés foráneo que fabrica heroínas para garantizar la priorización de casos de su particular interés, mientras queda impune la mayoría de hechos delictivos que golpean al ciudadano común? La impunidad se sitúa en 93 por ciento. ¿Se dará prioridad al fin para contar con una institución que cumpla con sus obligaciones a cabalidad en el marco de lo que establece la ley?

3) En cuanto al proceso electoral y los partidos políticos, los ciudadanos necesitamos que más allá de los mensajes de impacto mediático se nos informe sobre los valores, objetivos y la ruta para alcanzarlos de parte de los dirigentes partidarios, así como los equipos que acompañarían a cada candidato a la hora de ser electos; solo así podemos analizar si, efectivamente, las ideas que predican son viables y se corresponden con su trayectoria de vida.

Estamos a la espera de conocer ese entorno para ver cuántos aspirantes a los cargos de elección cuentan con un desempeño marcado por su capacidad, idoneidad y honorabilidad. Porque aunque digan que esos rasgos son difíciles de calificar, la realidad es que con la información que ha circulado sobre hechos de corrupción y otros vicios, sí existen elementos de juicio para definir si merecen credibilidad o claro rechazo.

Quedamos pendientes.

Publicado el 10 de junio de 2015 en www.elperiodico.com.gt por Marta Altolaguirre
http://www.elperiodico.com.gt/es/20150610/opinion/13545/Con-urgencia.htm

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