El sueño guatemalteco

El guatemalteco quiere oportunidades para ejercer su libertad siendo capaz de cubrir su propia existencia y la de su familia.
 
El engaño a la población como fórmula primaria para triunfar en la contienda electoral, no solo se ha evidenciado en las últimas décadas, sino que se ha acentuado en esta campaña, debido a los miles de millones de los que disponen y despilfarran ciertos candidatos.

El asunto es que los ciudadanos ya no queremos que nos vendan mentiras, y menos aún, programas fabricados con el solo fin de proyectar al candidato ungido como un Mesías. Como ya es costumbre, en esta etapa de la carrera electoral se enfatiza el espectáculo y se proyecta en todo momento una salida ruidosa y triunfante. Primera inscripción, primer “plan de gobierno”, primer gabinete y primer pintor que cubre puentes, piedras, postes y todo lo visible con su efigie y sus colores.

Sería muy conveniente que alguna organización pudiera ilustrar a la ciudadanía, sobre la trayectoria de cada miembro de las propuestas partidarias, y conocer sobre su desempeño en funciones previas, tanto en el marco del servicio público como en sus actividades privadas. Necesitamos esos récords accesibles por la vía electrónica, para analizar si merecen alguna credibilidad y decidir si debemos votar por ellos.

Esa actuación prefabricada y esas falsas promesas que tanto abundan, ya no cuelan en la ciudadanía. Si se quiere evaluar la capacidad, la idoneidad y la honorabilidad se requiere información. La mayoría de personas que supera los 40 años, ya tiene referentes que permiten esa evaluación.

El asunto es que la ciudadanía lo que quiere es informarse sobre la trayectoria de vida de los candidatos presidenciales y sus equipos, para sopesar si merecen la confianza esencial para delegar en ellos el ejercicio del poder. Y ojo, me refiero también a los candidatos a diputados, Ya no más reelegir a quienes se han convertido en propietarios de curul; ya no más legitimar con nuestro voto a los que usan el Congreso y su curul para beneficiarse ellos, priorizando intereses partidarios y no los intereses de la nación.

Y es que el guatemalteco quiere oportunidad de superación y quiere independizarse de las migajas que le provee el Estado. Los gritones que ofrecen regalar quintales de fertilizante y bolsas de alimentos, por supuesto agradan el oído de quienes están urgidos de donativos para su subsistencia, pero aun si cumplieran a cabalidad con lo ofrecido, el efecto es solo un alivio temporal y una dependencia que esclaviza.

El guatemalteco es digno y lo que espera es la oportunidad de superación y su progresivo bienestar e independencia para romper las ataduras con el poder de turno. El guatemalteco quiere ser capaz de cubrir su propia existencia y la de su familia. Ejemplo de ello, es el afán por emigrar hacia el Norte y lograr con su trabajo ahorros que les permitirá luego adquirir propiedades, instalar negocios y mejorar su nivel de vida para ampliar su ámbito en el ejercicio de la libertad.

Pero pareciera que lo que los políticos quieren, es mantener encadenadas a las personas, asegurándoles la cobertura de necesidades básicas y al mismo tiempo acentuando su vulnerabilidad; porque aquello que supone cubrir sus necesidades (como servicios de salud) es muy deficiente y sin independencia no pueden optar por algo mejor.

El énfasis debe dirigirse a las medidas que sí pueden atraer mayor inversión y sobre todo priorizando la creación de condiciones favorables en el interior del país. Eso conllevaría a la consecuente ampliación de las ofertas de empleo mejorando paralelamente las oportunidades de los jóvenes ansiosos de oportunidades.

Pero se requiere de instituciones serias, eficientes y honorables. No a las “mordidas”, no a los contratos viciados. Se requiere de una nación respetuosa de la ley y el fin a la impunidad; en otras palabras, lo que conocemos como un Estado de Derecho. Debe desaparecer el crimen de las turbas que secuestran a autoridades (como los fiscales en Ixchiguán), mientras destruyen vidas y bienes con autoridades respetuosas pero firmes ante la comisión de un delito. Pero también es fundamental el avance en la educación y la capacitación, con énfasis en la tecnología y la prestación de servicios fundamentales.

Digo, cualquier persona consciente de su valor como ser humano, va a querer su independencia y para ello debe contar con las condiciones apropiadas para que esas oportunidades de superación sean viables. Lo que es un hecho, es que mientras estemos cubiertos por un manto de corrupción y de impunidad, las expectativas seguirán en espera y la necesidad de prebendas seguirá creciendo para dicha de los energúmenos presidenciables.

Publicado el 03 de junio de 2015 en www.elperiodico.com.gt por Marta Altolaguirre 
http://www.elperiodico.com.gt/es/20150603/opinion/13246/El-sue%C3%B1o-guatemalteco.htm

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