PHILLIP CHICOLA

Sin embargo, lo más alarmante de Baldizón es su ansia por ejercer un poder totalitario, que se manifiesta en su desprecio por los controles institucionales, su intolerancia a la crítica y el uso de propaganda como medio de control social. Por ello, no me extrañaría que una vez en el poder, aspire a eliminar candados constitucionales, pretenda aumentar el poder presidencial, busque mayor discrecionalidad presupuestaria, o reduzca la protección a las libertades de prensa y de emisión del pensamiento. Veo en su Gobierno un hostigamiento a la disidencia, el desprestigio a opositores y un esfuerzo por quitar del paso a quienes le resulten incómodos.

De esto Baldizón ya nos da una probadita. Desde mediados del 2012, constituyó un consorcio de medios (Nacional, S. A.) que aglutina a un periódico de circulación diaria (La Nación), un semanario (La Tribuna), una revista mensual (Es Primicia) y un canal de televisión (NTV). Una investigación deRepúblicaGT evidenció que el gerente del consorcio, Wagner Jácome, integra la organización de Lider en El Progreso. Otro socio, Cruz Ortiz y Ortiz, habría formado parte del Hogar Dulce Refugio, organización no-gubernamental vinculada a la familia Baldizón, y que durante la última década ha recibido millonarias transferencias del Presupuesto del Estado.

Originalmente, dichos medios se dedicaron a difundir notas favorables al precandidato, explotaban los desaciertos del Gobierno y señalaban la corrupción de funcionarios. Al mismo tiempo, atacaban a Sandra Torres y a la UNE, partido con el que se disputará el voto rural. Luego, en noviembre 2014, arremetieron contra Mario Aguilar y el Tribunal Supremo Electoral, derivado de las sanciones contra Lider por campaña anticipada y el rechazo a la renuncia de Baldizón como Secretario General. Casualmente, la noticia fue publicada justo en los días en que la bancada Lider pretendía desconocer al pleno de magistrados.

Y en la última semana, La Nación y La Tribuna publicaron una serie de reportajes difamatorios contra Juan Luis Font y Pedro Trujillo, periodistas que resultan incómodos para las aspiraciones del precandidato. El primero, director de la Revista ContraPoder que en marzo del 2014 evidenció el plagio de la tesis doctoral de Baldizón; y el segundo, que en varias ocasiones ha señalado las insolvencias de su persona y su partido.

Tales casos evidencian su grado de intolerancia. Pero también denota ese pragmatismo maquiavélico, en el que se justifica la instrumentalización de medios para desprestigiar a quienes lo critican. Si así actúa fuera del poder y con recursos limitados, no quisiera imaginar qué haría al frente del Ejecutivo, con acceso a mayores recursos de poder.