Ahora se ungen de santidad.
Los acontecimientos no cesan. Un día no es suficiente para procesar esta caja de Pandora que escupe males, uno tras otro, y aunque muchos intenten ahora cerrarla, ya es demasiado tarde. Los involucrados en el caso de La Línea van apareciendo. Hay “personajes” prófugos y el mismo exsecretario de la vicepresidencia, brilla por su ausencia. Jueces, funcionarios (aló contralor), diputados, perfilan en la picota de esta tragedia nacional. En gran parte, gracias al trabajo de la CICIG, el velo turbio que cubría nuestra mirada se va corriendo y la claridad destella. Aunque hay peces que mueren por su propia boca. El caso de la ex vice presidenta es emblemático. La escuchamos en una reciente entrevista, en donde luce su maestría del cinismo y de la burla. Sin duda, víctima del delirio, porque su vínculo con la realidad se percibe cada vez más lejano. Capaz de todo y capaz de nada. ¡Cuidado!
El triunfo de la sociedad guatemalteca ha logrado engavetar el pesimismo sistémico que nos embargaba y, hoy, se siente una sociedad diferente, empoderada, dueña de una voz colectiva que ahora se lanza para exigir reivindicaciones, en actitud antes impensable.
Para el próximo sábado se espera otra marcha masiva, que pondrá sobre la mesa, en definitiva, que la población guatemalteca despertó, subió el volumen y plasmó su voluntad. Una población triunfante, harta de la burla y la incapacidad de la que ha sido víctima por décadas. Llegó la hora de la propuesta. Muchos elaboran sus carteles exigiendo la reforma a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, fundamental acción para rehacer patria; la renuncia del presidente; “No le toca”; juicio y castigo hasta las últimas consecuencias; que devuelvan lo robado; no más diputados corruptos; que se procese a la vicepresidenta. Depuración total.
No cabe duda de que todo ha cambiado sorpresivamente. Que el despertar de la ciudadanía es un elemento claro de esperanza. Que pueblos, universidades, empresarios, organizaciones, jóvenes y hasta niños, se articulan para exigir transparencia y capacidad con el fin de hacer funcionar esta gigantesca maquinaria llamada país.
Dejemos al margen a todos aquellos (no pocos) que han intentado aprovecharse de las aguas revueltas. Que se suben en el macho para llevar agua a su molino. Los chupacabras. Los perros del hortelano, los oportunistas que se ungen de santidad. Que queden fuera, porque hoy la dignidad es del Pueblo. De un Pueblo con alma.
PD: Nos vemos el 16.
Publicado el 13 de mayo de 2015 en www.elperiodico.com.gt por Anabella Giracca http://www.elperiodico.com.gt/es/20150513/opinion/12387/Dignidad-nacional.htm
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