Salirse del barco o hacer lo debido

DESDE HACE VARIOS días se sabía, e incluso había sido publicado, la de la inminente decisión de salir del Partido Patriota tomada por Alejandro Sinibaldi. Se le consideraba una acción correcta, porque para todo mundo era obvio el distanciamiento entre él y la vicepresidenta Roxana Baldetti. Incluso algunos analistas interpretaron la famosa descripción de “fisiquín”, para el aspirante patriotista, como una manera de endilgarle un apodo burlón, y desde entonces fue notoria la expresión de disgusto, enmarcada en una sonrisa de quien había sido calificado de esa manera en una acción presuntamente jocosa. La salida de este personaje de la política nacional se convirtió en un golpe en realidad muy duro, pero de ninguna manera sorpresivo.

RESPECTO A LA decisión de Sinibaldi de salir del Partido Patriota, esta puede ser calificada como el abandono de un barco naufragando. Pero también es posible considerarla una acción obligada a causa del resquebrajamiento de la imagen del partido patriotista, iniciada desde el principio del gobierno —como le ocurre a todos los partidos oficialistas—. Es muy pronto realmente para comentar el futuro político de Alejandro Sinibaldi, pero no se necesita ser adivinador para darse cuenta de la precariedad de la posición de quien cuando era funcionario por lo general gozaba de la compañía del presidente de la república cuando inauguraba obras, en una clara actitud para beneficiar a la candidatura oficial de las próximas elecciones de septiembre.

EN EL ANUNCIO DE SU salida, el exfuncionario y expatriotista hizo señalamientos muy claros en contra de la vicepresidenta, quien entonces se convirtió en el centro de dos huracanes políticos nacionales al mismo tiempo. Pocas horas después estuvo en una conferencia de prensa realizada en la Casa Presidencial, para responder las preguntas de los periodistas asistentes, pero salió de manera intempestiva de la sala, luego de negarse a responder interrogantes tan simples como la hora y el día de su regreso al país, decisión muy difícil de explicar con razones atendibles. El tema central, como era de esperarse, fue lo ocurrido con su exsecretario privado, Juan Carlos Monzón, ahora prófugo y fuera del país en un lugar no especificado.

LO OCURRIDO AYER ES una muy clara y nueva comprobación de las veleidades de la política y cómo esta se caracteriza por acciones inesperadas causantes de cambios fundamentales a inmediato, mediato y largo plazo. A partir de ese momento cabe poca duda acerca de las consecuencias en las elecciones, el futuro político del país, la imagen nacional en el extranjero y en la forma cómo los guatemaltecos califican las actividades de los políticos, tanto dentro de un gobierno como en la oposición. En este momento, tampoco se puede negar la desconfianza de los ciudadanos en los tres poderes del Estado, ni la necesidad de mantener a la Cicig.

LAS PIEZAS DEL AJEDREZ político, al cambiar de posición, causan efectos similares a los del juego ciencia, donde un alfil o un caballo pueden poner en jaque a la reina. Es difícil, tal vez imposible, predecir el acontecer político nacional. Es urgente realizar reuniones del mandatario con sus principales asesores políticos, a fin de decidir las acciones a tomar. Pero a mi juicio sería contraproducente negar o no darle la verdadera importancia a la crisis. Tampoco se debe andar buscando culpables, ajenos a quienes han dado consejos equivocados o a quienes no han entendido los alcances de sus palabras y de la forma como toman decisiones. También es cierto: la semana estará llena de comentarios sobre este domingo negro para el PP.

Publicado el 2o de abril de 2015 en www.prensalibre.com por Mario Antonio Sandoval 
http://www.prensalibre.com/opinion/salirse-del-barco-o-hacer-lo-debido

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