El deporte como botín

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PHILLIP CHICOLA

Otro reflejo de los males de lo público.
El medallista Erick Barrondo ha puesto el dedo en la llaga. La falta de atención de la Federación de Atletismo hacia los atletas profesionales desató la molestia del marchista. Y vaya si no. La precariedad con la que los atletas deben subsistir, entrenar y viajar contrasta con el despilfarro de recursos en viáticos y contrataciones a nivel de la dirigencia. Pero ojo, el fenómeno no es exclusivo del mundo del atletismo, sino que es recurrente en varias de las federaciones deportivas del país.


Pero el problema es mayor. El deporte se ha convertido en un microcosmos de la política nacional. La elección de autoridades de federaciones, de la Confederación Deportiva Autónoma de Guatemala (CDAG) o del Comité Olímpico ha estado manchada por fantasmas como las intrigas políticas o la injerencia de actores políticos y extradeportivos en los procesos de elección.

El mundo de las federaciones también ha estado salpicado del mal de la corrupción, del tráfico de influencias y de la sobrevaloración de obras. Y no es para menos. En el Presupuesto 2015, la asignación para la CDAG fue de Q353 millones, que deben repartirse entre las distintas federaciones deportivas. Dichos recursos terminan convirtiéndose en un atractivo botín para autoridades y contratistas del deporte, en detrimento de los atletas.

En el mundo del Comité Olímpico, la elección de autoridades a finales del 2013 fue un vivo reflejo de la judicialización y politización de procesos. Después de una guerra de amparos, en la cual originalmente se allanó el camino para la reelección de un candidato con reparos de la Contraloría –Sergio Camargo– y se dejó fuera a otro candidato que en su momento fue víctima de las intrigas de Juan Carlos Monzón y del Patriota –Gerardo Aguirre–, las Cortes civiles debieron de enmendar la plana y reencauzar el proceso.

La Federación de Fútbol también ha estado en el ojo del huracán. Primero, por la influencia política de gobiernos en los procesos eleccionarios. En el 2009, la candidatura de Bryan Jiménez llevaba el apoyo de la administración de Álvaro Colom. En el 2013, el gobierno Patriota fracasó en su intento de colocar a Dwight Pezzarossi al frente de la Federación; su premio de consolación fue el Ministerio de Cultura y Deportes. Entretanto, diputados (particularmente Jorge García) y cronistas deportivos han denunciado la falta de transparencia en el manejo de las finanzas, sobrevaloración en compras, o la falta de atención a los problemas estructurales del deporte.

Así como la corrupción de Estado genera deficiencias en los servicios públicos, las intrigas y la politización de las elecciones de autoridades deportivas son parte de la razón por la cual el deporte atraviesa una crisis de resultados. Al final, ante la lucha por el botín a nivel de las cúpulas, los atletas están a la deriva. Y los logros son propios y no de la institucionalidad deportiva. Ver en el deporte un botín, es otro reflejo más del mal mayor de la corrupción de lo público.

 
Publicado el 17 de marzo de 2015 en www.elperiodico.com.gt 
http://www.elperiodico.com.gt/es/20150317/opinion/9998/El-deporte-como-bot%C3%ADn.htm

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