¿Por qué Portillo?

La popularidad que algunos, ajenos a la realidad, no logran explicarse.
Las cosas no ocurren porque sí y la popularidad del expresidente Alfonso Portillo, aunque algunos no lo entiendan o, quizás, no quieran comprenderlo, es más que razonable y, así, ¿Por qué no habría de serlo e, incluso, inmensa, cuando la canasta básica, a lo largo de todo su gobierno, se sostuvo a precios accesibles, tal el caso del pollo, algo que también ocurrió con el azúcar y, en general, con los distintos productos que la integran? 


¿Explicación?

Pues muy sencilla, sin ser un liberal, el expresidente Alfonso Portillo ha sido el único mandatario que a la usanza de un verdadero liberal, liberal clásico ¡Claro está! combatió los monopolios, los oligopolios y las demás perversiones y corruptelas que natural, o artificialmente, se dan en el mercado. (Bien saben de todo esto los “neoliberales, comprometidos hasta las cachas con el mercantilismo que nos rige)

¿El resultado?

Competencia en el pollo y el azúcar, y el cemento y la cerveza, por ejemplo y ¡Horror! precios más bajos para todos.

Durante su gobierno, por otra parte, fueron sistemáticamente elevados los salarios mínimos y pudo darse, así, un fenómeno poco importante para algunos pero que fue crucial para las grandes mayorías: el mejoramiento de la capacidad adquisitiva.

¿Todo perfecto durante el gobierno del expresidente Alfonso Portillo? En absoluto y tiene pasajes lamentables y sumamente oscuros, tal, por ejemplo, el atentado sufrido por Jose Rubén Zamora y su familia, pero se trató de un mandatario que fue consecuente con sus electores y que, en una u otra forma, se preocupó, con resultados, por el día a día de los guatemaltecos más sencillos, inadvertido para aquellos que no lo necesitan y que, precisamente hoy, son quienes no logran comprender la popularidad que le acompaña.

El monopolio del cemento pudo resolverse a través del acuerdo alcanzado por el mandatario y Enrique Novella, hombre de bien, justo y razonable, que presidía el cemento nacional, un acuerdo absolutamente liberal consistente en que dejaría de haber cualquier limitación para la libre competencia pero, también, por elemental congruencia, precio preferencial para el Estado.

La entrega de fertilizantes tuvo sentido, finalmente, y se entregaron a tiempo y en cantidades suficientes, algo que favoreció muchísimo a la Guatemala profunda que no vemos –o que no queremos ver– y que fue una no fácil aventura, asolada su compra y distribución por la corrupción y la ignorancia inveteradas, Edín Barrientos, providencial, su tardío ministro de Agricultura, el hombre que– pudo hacer que funcionara.

¿Por qué es popular, Alfonso Portillo? ¿Por qué, después de cuanto le ha pasado, es más popular, incluso?

Quien no logre comprenderlo, no comprende Guatemala, ni comprende lo que significa el hambre, la enfermedad y la ignorancia: y que si bien es justo que –en libre competencia– algunos tengan mucho y otros menos, lo que no es justo que esto venga a darse, sin haberla, por los ocultos privilegios mercantilistas que deforman el mercado.

Regresa Alfonso Portillo, además, ridiculizada la acusación que se le hiciera –reducido todo a los cheques de Taiwán, dinero este que no nos pertenece, y ni siquiera a estos, sino a la confesión que rindiera para recuperar la libertad. (No puede haber pactos, bien lo dijo el expresidente Nelson Mandela, sino entre hombres libres.

Es posible, además –también explica su popularidad– que el grueso de nuestra población vea la condena del expresidente como el triunfo de un guatemalteco –no como un triunfo el que se le haya procesado pero sí, el resultado que se diera –mediando en la acusación los mejores investigadores del mundo y la más prestigiosa fiscalía, el sistema de justicia más notable– incapaces de probarle absolutamente nada, inconsistente toda la acusación, finalmente, si no hubiera sido por su confesión, prestada en cautiverio.

Siempre temí por la inexperiencia del presidente Portillo al frente del Estado, ese tener que tomar decisiones todos los días, inspirado o no, pero bien merece una segunda oportunidad como me permití compartirlo, en su momento, con el Juez Robert Patterson, ¿No existe la redención, acaso?

Su rendición de cuentas en el futuro tendrá que ser, eso sí ¡Qué terrible reto para el expresidente Alfonso Portillo! sobre cinco talentos.

Publicado el 24 de febrero de 2015 en www.elperiodico.com.gt por Acisclo Valladares Molina
http://www.elperiodico.com.gt/es/20150224/opinion/9018/%C2%BFPor-qu%C3%A9-Portillo.htm

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