El voto del chantaje

Los hombres y mujeres que están siendo presionados poco conocen de los candidatos.
Varias comunidades se han acercado a esta columnista quejándose que, en sus aldeas los líderes oficiales les ofrecen ponerlos en el listado de la próxima repartición de un quintal de abono, si se empadronan en el partido y, si no lo hacen, aunque sean de los más pobres, no les entregarán nada.


¿Cuál será la medida que usará el Tribunal Supremo Electoral para advertir a los pobladores del área rural, que no deben dejarse chantajear por los líderes comunitarios y dirigentes de los Cocodes –comités de desarrollo–, que los andan presionando para inscribirse en el partido oficial, o en otro partido, a cambio de seguir siendo beneficiados con los programas sociales?

Desde hace meses, la estrategia ha sido persistente. Ayudaron a todas las personas hasta de los poblados más alejados que no tenían DPI, para inscribirlos en el Registro de Personas de sus respectivos municipios. Esa fue una labor positiva y cívica, ya que si no hubiera sido por ese impulso, muchos futuros votantes estarían excluidos de poseer su documento de identificación y de los beneficios de los programas. Pero, como, en este medio, “no hay puntada sin nudo”, y cualquier poderoso abusa de los más débiles, el seguimiento ha sido presionarlos para inscribirlos como miembros de uno u otro partido, poniéndoles las papeletas en la nariz, para que se enlisten, y asegurarse esos cientos de votos bajo la amenaza de que, de no hacerlo, les suprimirán los víveres, el abono y el dinero que les reparten dos o tres veces al año y, en algunos casos, a cambio de entregarles raciones ya esquilmadas.

Los hombres y mujeres que están siendo presionados poco conocen de los candidatos. Los identifican con unos señores que salen en la tele abrazando ancianos y besando niños, de quienes, a base de tanto escucharlos, conocen sus nombres pero que, en sus alejadas aldeas nunca han puesto un pie, mucho menos, llegado a enterarse de sus urgentes necesidades. Sin embargo, ahí va su ejército de avanzada, sus directos alineados para comprometer, a como dé lugar, el voto de quienes ellos consideran los más vulnerables, los que se les manipula por la ignorancia y el abandono social y económico.

Cientos de comunidades donde la existencia de las personas gira alrededor del hambre, porque se mantienen en la angustia de la escasez de maíz y con el aguijón de la extrema pobreza, los de avanzada de los partidos les hacen creer que son los políticos y no los contribuyentes quienes, tan generosamente, les regalan lo que se les entrega. Es más, donde la gente no tiene escolaridad y no conoce que ejercer el voto es una acción libre y secreta, los conminan y rematan diciéndoles: “En todas partes vamos a instalar unas camaritas para fijarnos por quiénes votarán. Así es que no nos traicionen”. Unos campesinos ríen, incrédulos otros, se quedan con la duda. Y usted, créalo o no, esas son las estupideces que algunos andan pregonando.

Abusar, de esa manera, de las poblaciones más pobres y más marginadas por el sistema educativo, representa uno de los más fuertes componentes del cinismo político, la manera más fácil de hacer crecer sus votos y de mantener cacicazgos sin muchos esfuerzos por hacer un auténtico proselitismo y liderazgo local. Se trata de acciones que el Tribunal Supremo Electoral debe tomar urgentemente una decisión y salirles al atajo, explicando públicamente que el voto es libre y debe ejercerse a juicio de la propia voluntad. Hacerles el jueguito a los partidos, solamente contribuirá para seguir avalando el engaño y la utilización de la credulidad de los ciudadanos más pobres, para poder cobrar millonarias cantidades. Estos partidos andan estrujando una teta para poder mamar más de la otra. El chantaje político debe ser combatido ¡ya!

Publicado el 13 de febrero de 2015 en www.elperiodico.com.gt por Silvia Tejeda
http://www.elperiodico.com.gt/es/20150213/opinion/8490/El-voto-del-chantaje.htmf

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