En el país existe una queja de los consumidores de que cuando se trata de ajustar precios hacia arriba se da de inmediato, pero no funciona así en sentido inverso.
Basta con que una condición de mercado muestre cambios para que se empiece una cadena de aumentos en muchos productos. La gasolina ha sido una razón reiteradamente usada como argumento.
El transporte, que dependede del diésel, es uno de los servicios que resulta sensible e inmediatamente es impactado por un cambio de precios en el mercado internacional, pues el empresario percibe la diferencia cada vez que llena el tanque de combustible.
El trabajo periodístico que Siglo.21 presenta hoy en sus primeras páginas evidencia la tendencia a la que ingresaron los combustibles desde julio de 2014, en las que por condiciones del mercado internacional han disminuido un 48%, en el caso de la gasolina súper; un 60% la regular y casi un 67% en el diésel.
No obstante esta curva evidentemente hacia la baja, no se refleja en doce productos de la canasta básica, por citar solo algunos ejemplos.
En el mejor de los casos, se evidencian precios estables; es decir, sin cambio, pero en otros se observa en siete meses una tendencia al aumento.
Los argumentos para mantener estos niveles de precios son, entre otros, que existe un efecto rezago, según el cual los productos necesitan cierto tiempo de anticipación entre el momento de producción, almacenaje, distribución y venta.
Otros, necesitan evaluar que las condiciones se mantengan y sean constantes durante determinado tiempo, etc.
Ayer mismo, la Procuraduría de los Derechos Humanos recordó que estas rebajas no se reflejan en el costo del pasaje del transporte urbano, y la Dirección General de Transportes propondrá hoy reducir la tarifa de los autobuses del servicio extraurbano Q0.25 por cada 23 km en rutas largas y Q0.50 por cada 33 km en las cortas.
El clamor para que no se ahogue al bolsillo del consumidor cobra mayor fuerza cada vez más. Pero para la baja en los precios requiere no solo de decisión, sino de conciencia. Es evidente que los combustibles son insumos básicos. Resultan tan importantes como los costos de la energía eléctrica. Sin embargo, también es cierto que cada uno es un componente del costo de producción y es moral y comercialmente correcto que estos, en su justa medida, se reflejen en el precio, y como en el caso que nos ocupa, se compartan los beneficios con el consumidor, y no usarlo solo como argumento cuando se necesita ajustar un costo hacia arriba.
Publicado el 27 de enero de 2015 en www.s21.com.gt por Editorial Siglo21 http://www.s21.com.gt/editorial/2015/01/27/debe-primar-justicia-hacia-consumidor
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