Adiós 2014 (II)

No me cansaré nunca de agradecer a mi familia por las alegrías y el amor que me brindan; ellos están siempre en mis pensamientos, me acompañan en cada una de mis luchas y ocupan el lugar más importante de mi corazón. A mis amigos de muchos años se agregaron en estos meses, amistades que comparten conmigo gustos y aficiones con quienes he aprendido a reconocer de lo que soy capaz y a darme la oportunidad de intentar alcanzar nuevas metas y superar nuevos retos.

Algunas personas me han ayudado a no desviarme de la ruta por la que debo continuar mi travesía, han colaborado para que defina mi filosofía de vida, basada en la realidad y respaldada con argumentos sustentados en la verdad. Muchos se convirtieron en faros cuya luz me ha permitido enderezar el rumbo cuando me siento perdido en medio de la oscuridad.

Con esta selecta compañía me preparo a despedir el año 2014 y me dispongo a darle la bienvenida al 2015, con el alma plagada de ilusiones y la mente llena de sueños y propósitos. Me siento exaltado, ansioso y emocionado con el simple hecho de imaginar todo lo que puedo alcanzar en los días que están por venir, así que, cual guerrero preparado para la batalla, me apresto a recibir el año nuevo dispuesto a aprender, a cuestionar y a preguntar, con la intención de ser la mejor versión de mí mismo, con los ojos bien abiertos para tomar todas las oportunidades que la vida tenga para ofrecerme.

A todos, familia, amigos, estimados lectores, los exhorto a hacer realidad sus sueños, a alcanzar todo lo que se propongan, a que se den cuenta de lo que son capaces de lograr, a que nunca se queden con las ganas de saber cuánto amor, vida, emoción y felicidad pueden darle a sus días.

Cada día vivan con el firme propósito de llegar más lejos y más alto de lo que alguna vez soñaron, y verán cómo la vida y el universo confabulan a su favor, como recompensa a sus esfuerzos, a su gran dedicación y a su inagotable pasión.