La crisis en el sector salud

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PHILLIP CHICOLA

Un ejemplo más de los males endémicos de la administración.
Las señales de alerta estaban ahí desde hace mucho. Primero fue el desabastecimiento de insumos y medicamentos en hospitales y centros de salud. Luego, los señalamientos de sobrevaloraciones en compras. Posteriormente, las denuncias de clientelismo y fraudes en la contratación de ONG para el Programa de Extensión de Cobertura. A ello sumemos la proliferación de plazas fantasma, el cobro de comisiones y el creciente adeudo a contratistas. Pero fue hasta que se suspendieron los servicios en el Hospital San Juan de Dios, que la crisis en salud estalló públicamente. 

 

La inoperancia del sistema y las presiones mediáticas obligaron al mandatario a destituir a Jorge Villavicencio, quien hasta entonces se aferró al cargo gracias a su cercanía con la Vicepresidente. Pero en búsqueda de una acción correctiva que salvara la imagen de la administración, el Gobierno presentó una denuncia penal contra el defenestrado funcionario.

No obstante, en lugar de generar credibilidad, la denuncia solo destapó la caja de pandora. Villavicencio contraatacó señalando la responsabilidad de los viceministros Mendoza y Sandoval en los contratos con ONG y en la compra de medicamentos, respectivamente. Al mismo tiempo, nos recordó que ambos forman parte del esquema de poder de Roxana Baldetti.

Sin embargo, el mayor aprieto para Pérez Molina no ha sido la guerra de reproches. Más bien, la crisis volvió a demostrar la falta de voluntad de atacar la corrupción. Por un lado, la historia le dio la razón a sus detractores, quienes cuestionaron desde el inicio el nombramiento de un Villavicencio carente de finiquito, con una decena de reparos pendientes de la Contraloría y dos juicios por malversación. Por otro lado, tampoco ayudó que el mandatario haya tomado más de un año en destituirle, cuando las irregularidades eran evidentes desde mediados del 2013.

Para Baldetti, el efecto es peor. Porque su alfil, protegido y amigo de la infancia queda como el responsable de un desfalco sistémico al patrimonio público. Villavicencio viene a sumarse a una lista donde se ya encontraban Armando Paniagua y Carlos Batzín, personajes afines a la Vice y que salieron por la puerta de atrás por escándalos de corrupción.

Tampoco ayudan las teorías de la conspiración, que ven en el conflicto una rencilla por falta de acuerdos en cuotas de negocios. La influencia del hermano del Presidente y de operadores de Juan de Dios Rodríguez en el sector salud, o la cercanía de la Vice con contratistas del ramo y directores de ONG, han llevado a muchos a repensar los motivos de la salida del exministro.

Entretanto, la Procuraduría de Derechos Humanos contabiliza ya ocho fallecimientos derivados de la crisis del sistema de salud. Mientras la danza de los millones define las correlaciones de poder, la continuidad de funcionarios, y los desquites contra los disidentes. En este Estado patrimonial, la protección a la vida no importa; solo el acceso a oportunidades de riqueza.

Publicado el 18 de noviembre de 2014 en www.elperiodico.com.gt 
http://www.elperiodico.com.gt/es/20141118/opinion/4973/La-crisis-en–el-sector-salud

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