Los bonos que tanto ansía el oficialismo son tan solo apagafuegos para una crisis que requiere solución sostenible a largo plazo. Es cierto, la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT) tiene que cumplir con lo que le toca, pero también la clase política está muy cómoda y acostumbrada a disfrutar de prebendas, cuando afuera, en cada rincón del país, hay un guatemalteco muriendo de hambre o por no tener acceso a un antibiótico.
Todos tenemos algo qué aprender de esta situación. Cada ciudadano debe asumir sus responsabilidades y quitarse de la mente esas frases absurdas de “con que haga obra, no importa que robe” o “es que es buena gente, solo roba poquito”. Esas formas de pensar han hecho ya muchísimo daño a todo nivel, por ejemplo, en los municipios donde los alcaldes corruptos se han vuelto caciques, a pesar de las pruebas de sus delitos. Pese a todo lo que han robado, la gente los apoya “porque hacen algo”… ¡Qué conformistas y egoístas son quienes piensan así! Claro, los políticos también tienen mucha culpa, porque buscan el caudal de votos que este tipo de gente puede representar, sin importarles su calidad moral.
Apostar por los valores es muy importante en la formación de cada guatemalteco. Todos los profesionales hacen un juramento al graduarse en el que se comprometen a servir a la sociedad y a ser honrados y justos en todo momento… ¿cuánto servidor público no ha fallado y ha dejado en el olvido ese juramento que prestó? Y aunque no se trate de profesionales egresados de la universidad, ¿cuánta persona habrá por allí que ha quedado en vergüenza a los ojos de Dios? Combatir la corrupción es el primer paso para dar calidad de vida al guatemalteco.
Publicado el 14 de noviembre de 2014 en www.s21.com.gt por Lesly Véliz http://www.s21.com.gt/reflexiones/2014/11/14/ese-tumor-llamado-corrupcion
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