El año de Hidalgo

¿QUÉ HARÍA, ESTIMADO LECTOR, si no le alcanzara el gasto? Toparía la tarjeta de crédito, solicitaría un préstamo y si no se lo aprueban llevaría a toda su parentela frente a esa entidad a patalear  y amenazar con que si la respuesta es negativa recurrirá a un agiotista. Esta situación pinta la imagen de un manirroto, alguien que derrocha y no mide las consecuencias hasta que se queda sin plata, pero tampoco aumenta sus ingresos. Esa es la situación del presidente Otto Pérez Molina que en tres años de gobierno ha ido de mal en peor al no resolver su insolvencia financiera, habla de austeridad pero hace lo contrario y enciende la alarma por el desmesurado nivel de deuda que quiere incrementar.

EL EJECUTIVO AHORA EJERCE presión sobre el Congreso para la aprobación de bonos por Q4 mil millones con la justificación de que urge pagar compromisos atrasados y servicios ingentes como salud y salarios de burócratas, entre otros. El inconveniente para Pérez Molina es que estamos en un período preelectoral en el que el objetivo de la oposición es  tratar de asfixiarlo para que tenga un impacto negativo en el electorado. Eso lo saben muy bien los patriotistas y por eso recurren al espectáculo deprimente de  exacerbar la crisis hospitalaria, mostrar autopatrullas sin gasolina y generar protestas de empleados públicos. Ahora amagan con que si no se aprueban los bonos emitirán letras de tesorería con un costo altísimo y de vencimiento a fin de año, lo cual sería el peor error de esta administración.

LA SITUACIÓN DEL GOBIERNO sería diferente si frente a la población hubiera una política real de austeridad y de priorización de servicios  que requieren la pronta inyección de fondos. El problema es que hay  serias dudas de que mucho de esos fondos que ahora claman será desviado para la campaña proselitista de Alejandro Sinibaldi y para los bolsillos de altos funcionarios. Además hay espectáculos grotescos que golpean la credibilidad gubernamental como ver a la vicepresidenta Roxana Baldetti alegar el domingo pasado porque su hijo mayor no ganó una carrera de autos Mini Cooper, algo reservado para las familias high life y no alguien que viene de clase media baja y que a partir de estar en el Gobierno se ha convertido en una potentada.

¿APROBARÍA USTED MÁS FONDOS para un gobierno cuyos altos funcionarios hacen gala ostentosa de propiedades inmuebles, yates, carreras de autos, exhibición de caballos pura sangre, construcción de centros comerciales, y con serias dudas de que esos fondos servirán para aumentar esas fortunas familiares? Frente a ese grosero despilfarro me viene la imagen del presidente de Uruguay, José Mujica, que no solo aparenta sino que practica una real austeridad en su gobierno y su vida privada y entonces pienso que la prioridad de la cúpula del Ejecutivo no es resolver los problemas ingentes del país, sino que acumular más riqueza a costa del Estado. No podemos olvidar que ya viene el último año, el año de Hidalgo, en el que los funcionarios gritan a viva voz “bando al que deje algo”.

 

Publicado el 28 de octubre de 2014 en www.prensalibre.com por Haroldo Shetemul
http://www.prensalibre.com/opinion/El-ano-de-Hidalgo_0_1238276482.html

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