Más impuestos a la vista

Los militantes tributarios fueron los artífices del “Paquetazo Tributario 2012” (Ley de Actualización Tributaria, Ley Antievasión II, Amnistías Fiscales, etcétera), que, en dos platos, vino a socavar el ingreso de la clase media, la cual, según estadísticas recientes, se contrajo de manera alarmante durante la última década a través de una movilidad socioeconómica descendente, debido principalmente a la desinversión, la falta de empleo, la inflación y los impuestos gravosos y confiscatorios, y no mejoró la recaudación tributaria.

 La nueva avanzada de los militantes tributarios ha dado inicio con un informe preparado por los “expertos” del Banco Mundial en el que expresan, con suficiencia y desde su palco de lujo internacional (exento de impuestos), que Guatemala tiene la menor recaudación fiscal del mundo y los escasos recursos públicos están decreciendo, con lo cual aumenta la pobreza que afecta al 53.7 por ciento de la población (15.8 millones de habitantes). En dicho informe se señala que “Guatemala recauda la menor cantidad de ingresos públicos en el mundo en relación con el tamaño de su economía (…). Este bajo nivel de recursos limita el gasto público” y que actualmente los ingresos públicos ascienden a menos del 12 por ciento del PIB, muy por debajo del promedio del 26 por ciento en América Latina y del promedio mundial del 32 por ciento.

Como siempre comparándonos estadísticamente con otros, no obstante que las estadísticas no reflejan las realidades. Por ejemplo, no mencionan que la economía informal en Guatemala es del orden de 80 por ciento, que la economía brutal, en la que se mueve como pez en el agua el crimen organizado, ha erosionado completamente la institucionalidad y detonado la violencia a niveles demenciales, situándonos como uno de los países más violentos del mundo, incluyendo a Siria e Irak, ni los índices de desempleo y subempleo.

Asimismo, los militantes tributarios han comenzado a lanzar “ocurrencias tributarias” tales como el “impuesto de seguridad” sobre el patrimonio, el “monotributo” para los “informales”, el “impuesto a las remesas familiares”, el “impuesto a las transacciones bancarias y de tarjetas de crédito”, el “impuesto a la telefonía móvil” y demás. Eso sí nada dicen los militantes tributarios del despilfarro, de la corrupción, del saqueo, de la calidad del gasto, del clientelismo político y de la cleptocracia. Tampoco se interesan en promover la inversión, la creación de empresas y fuentes de trabajo, ni en cómo propiciar un buen ambiente para los negocios. Su única obsesión son los impuestos.