Ramón Parellada
La cantidad de disparates económicos que se escucha cuando se juntan los políticos y funcionarios públicos a hablar de impuestos da miedo. Lamentablemente, la mayoría de personas no tiene interés en estos temas, pues generalmente creen que nos les afecta. ¡Gran error! A todos nos afecta el sistema impositivo de un país.
En impuestos, menos es más. Menores tasas impositivas implican mayor actividad y crecimiento económico, y menos cantidad de impuestos implica menor evasión, mayor recaudación y mayor facilitad de pago. El objetivo de los políticos no debe ser maximizar los ingresos fiscales del Gobierno, sino lograr un mayor bienestar de la población, lo cual se consigue con mayor actividad económica, ya que esta es la que genera más cantidad de oportunidades.
Existen suficientes ejemplos de países y ciudades que han simplificado sus sistemas fiscales y disminuido sus tasas impositivas, especialmente a las empresas, lo que les ha permitido atraerlas a establecerse en sus países o ciudades. Hace una semana escribí un artículo en este mismo medio titulado La migración del capital, en el que mencionaba cómo Daniel Zimmermann, alcalde de una pequeña ciudad alemana, Monheim, logró incrementar diez veces sus ingresos fiscales totales luego de una agresiva disminución de impuestos a las empresas. Esto hizo que muchas empresas del resto del país e incluso de otros países se trasladaran y establecieran en esta ciudad. Otros alcaldes de Alemania, en vez de aprender y replicar lo que hizo Zimmermann, están criticándolo tratando de que se le fuerce a incrementar sus impuestos. ¿Pueden creerlo?
Un ejemplo típico nos remonta al trigésimo presidente de Estados Unidos de América, John Calvin Coolidge. Durante su presidencia, entre agosto de 1923 y marzo de 1929, jamás subió los impuestos, más bien los estuvo bajando año con año y cada año obtenía un nuevo superávit. El creía firmemente que esto promovería la industria y el comercio internacional y así fue. La idea era lograr una mayor actividad económica. A Coolidge se le conoce una frase que muchos han repetido en varias ocasiones con relación a ese país: “El principal negocio del pueblo americano son los negocios”
Hay otros países en el mundo entero que han demostrado que menores tasas corporativas atraen inmediatamente capitales e incrementa la actividad económica del país. El caso de Irlanda es impresionante. Bajó gradualmente la tasa de impuestos corporativa del 50% en 1985 al 12.5% en el año 2000. Lo interesante es que la recaudación total debida a este impuesto se cuadruplicó. Irlanda está acogiendo muchas empresas de otros países. Al resto de políticos y funcionarios públicos de países de la Comunidad Económica Europea no le ha hecho la más mínima gracia que Irlanda sea tenga una de las menores tasas impositivas de la región y mayor crecimiento económico.
Otros países de Europa emprendieron durante la última década del siglo pasado unas rebajas de impuestos sin precedentes, simplificando además sus sistemas tributarios como Estonia, Lituania, Letonia, Hungría, Rusia, Serbia, Ucrania, Eslovaquia, Georgia y Rumania. El resultado fue economías más dinámicas, con mayor actividad empresarial que a la vez se traducía en mayor actividad económica. Esto es, más empleos y oportunidades de mejora de nivel de vida para su gente.
Termino con un ejemplo que me parece impresionante. Hong Kong ha tenido una estructura fiscal de las más sencillas y con tasas más bajas que se conocen. El impuesto sobre la renta a las empresas es del 17.5% y algo similar es el de las personas. ¿Podríamos replicar en nuestro país lo que ha hecho Hong Kong? ¿Por qué no?
Publicado el 21 de agosto de 2014 en www.s21.com.gt http://www.s21.com.gt/hacia-libertad/2014/08/21/impuestos-menos-mas
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