Fuerte,remezón

La visita del presidente Rafael  Correa es un remezón para una alicaída sociedad, sumida en el permanente desconcierto, que vivimos entre drama y drama aprovechando los vericuetos para poco más que sobrevivir. La dosis de cuestionamientos, afirmaciones demoledoras, propuestas que sacan de quicio a las mentalidades colonialistas que deambulan campantes, no son poca cosa. Su venida tiene sentido en la medida en que lo puesto sobre la mesa sirva de punto de referencia, sea retomado con seriedad por los sectores que no se conforman con el repaso de las formulaciones desgastadas que siguen enarbolando aquellos que se han erigido, a dedo, como las cabezas de un pelotón que no sabe a dónde ir ni les interesa cambiar nada de fondo.
 

Sus planteamientos suenan directos, probados durante su gestión y no alejados de cuestionamientos precisamente provenientes de los sectores duros que han visto recortados sus espacios de poder. Poner en su lugar a las élites económicas, asumir posiciones en favor de las dignidad de las personas, impulsar procesos de participación ciudadana en realidad no son planteamientos nuevos. Con las distancias del caso, son los mismos preceptos que erige con fuerza el papa Francisco.

Hablar del imperativo moral que representa la superación de la pobreza, posicionar que el desarrollo es un problema político, privilegiar la existencia y vigencia del Estado como decisor, regulador e impulsor de políticas sociales y poner en su lugar al sobrepoderoso mercado,  conforman un planteamiento programático, un abc para países como Guatemala, donde siguen teniendo empuje las decisiones y prácticas contrarias.

No se trata de emular lo que sucede en Ecuador ni en erigir a Correa como el gran visionario; en esencia, un personaje que nos vuelve a decir que mucho de lo que se hace, se sostiene y se empuja con vehemencia no sirve para mucho, no da respuestas, ni de lejos.

 Repasemos algunos temas de la agenda del momento que evidencian que vamos por los caminos equivocados: la justicia va por la ruta de ser apresada por completo y los giros que pueden tomar las Cortes a partir de octubre tienen todos los visos de ser regresiva, sin contundencia, complaciente y dependiente; se proponen salarios mínimos en las llamadas circunscripciones económicas, que no son más que mecanismos encubiertos para flexibilizar y debilitar el ya fallido salario mínimo; la producción de energía se posiciona como el gran negocio, generador de alianzas emergentes, cada vez más distante de considerarse como servicio público; operaciones encubiertas tipo Alta Verapaz, donde los desalojos se usan como estrategia para disuadir la existencia de operativos cuasi privados para capturar a dirigentes de operaciones ilícitas, tipo robo de energía, cuyo caldo de cultivo sigue siendo la inoperancia consciente de unas autoridades que solo encubren y no direccionan.

De ahí que las palabras de Correa sean una nueva señal de alarma para una sociedad que no avanza y solo se debate entre torpezas, falsas ilusiones, desalientos y festines por doquier.

Publicado el 20 de agosto de 2014 en www.prensalibre.com por Renzo Lautaro Rosal
http://www.prensalibre.com/opinion/Fuerte-remezon_0_1196880561.html

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